Capítulo 20; "Winter Is Coming"

705 76 1
                                    

AEMOND estuvo de vuelta a King's Landing y cuando puso un pie dentro de la Fortaleza Roja, varios caballeros lo interceptaron, impidiéndole que este tuviera acceso libre al castillo.

No se mostró sorprendido, al contrario sonríe con amargura, exhausto y harto.

— Muévanse. —ordena el de un parche seriamente, mirando a los hombres de capa blanca.

— La Reina requiere de su presencia, Mi príncipe.—informa Ser Arrik sin moverse.

— Sí y también espero que mi abuelo se encuentre ahí. —comenta entredientes con la mandíbula tensa.

— Lord Mano está asistiendo con La Reina, Mi príncipe.

— Bien. — accede y los gemelos se barren hacia un costado para permitirle el paso a Aemond, quien camina entre ellos de forma pesada.

[...]

Ser Criston Cole anuncia el ingreso de Aemond Targaryen al salón menor, donde lo esperaban su madre y su abuelo. La Reina se pone de pie al ver a su hijo después de casi cuatro días de no saber nada de él. Repentinamente, al notar el semblante estoico en su hijo, sintió los nervios apoderarse de ella.

Sin decir nada, Aemond desenfunda su espada y la bota al suelo, está llegando hasta los pies de sus familiares. Estaba completamente inservible. De forma lenta Alicent y Otto ven el arma y después regresan su atención a él.

— Si van a hablar, háganlo rápido.—demanda el príncipe, moviéndose impacientemente de un lado a otro.

— Tu espada... está destruida. —acota Alicent en un Hilo de voz, causando que su hijo frenara y la mirara con cara de pocos amigos. La Reina relame sus labios y saliva — Yo no tengo nada que ver con lo ocurrido con Aerith, Aemond.

— Pero lo supiste todo este tiempo, madre. — el plateado ve con desaprobación a los dos — ¿Por qué? —interroga con rabia, reclamando con la mirada una explicación. Su respiración comenzó a acelerarse al no recibir una respuesta, podía sentir su sangre hervir a través de sus venas— Tres intentos... —camina lentamente hasta ellos para acercarse aún más. Aemond entrecierra sus ojos— y de la forma más cobarde.

— Era una deshonra para la familia, Aemond. —por primera vez habla Otto— Una mujer sin palabra y valor alguno a pesar de portar el apellido de una honorable Casa. —Se justifica, haciendo uso de un tono firme y centrado.

El príncipe sonríe inconforme.

— A todo tu conflicto entre tu familia, era yo quien debía pagar.—se apunta a él mismo con su dedo pulgar, escupiendo su culpa con sorna — La pude haber entregado a tu sobrino y continuar con mi vida, pero yo fui el egoísta porque todo este tiempo la quise para mi. La secuestré y me le insinué para obligarla a acostarse conmigo. — quería pintarse como el villano de la historia para que la culpa entera recayera sobre él.

—¿No te has dado cuenta? Ya has pagado tus actos de poca prudencia...—La Mano arruga su nariz — Afortunadamente perdió a tu bastardo.

Alicent lleva su vista hasta su padre con ofensa e impacto. Parecía que el anciano quería provocar a su propio nieto, siendo así, Aemond se mantiene al margen.

—¿Con que descaro osas expresarte de esa forma tan deplorable y corriente? Además de cobarde, no tienes vergüenza. —las facciones del príncipe se tensan — A estas alturas no logro identificar si el hombre que tengo parado delante mío, es mi abuelo, un desconocido o mi adversario. —hace una pausa para mirar fugazmente a su madre— Creo que realmente nunca había conocido tu verdadera cara y ahora la descubro. Para mí la única deshonra, eres tú-

El Llanto del Lobo;  Aemond TargaryenWhere stories live. Discover now