El Llanto del Lobo; Aemond Targaryen

Capítulo 39; "A Dragon Was Born In The North"

UNA amarga sonrisa surca por los labios de Maeson Bolton mientras su mandíbula se tensaba notoriamente.

— Él la trajo al Norte y fue así donde ustedes dos la encontraron en la Casa Hornwood. —en este momento Rodrick quiso arrojarle una piedra en el rostro a Tyrek para que este dejara de hablar. — Lady Aerith jamás fue suya.

— Hmn... —ríe el Bolton — Lo fue, lo es y lo será. Jamás podrá borrarme, soy parte de ella. Hicimos lo que cualquier marido y mujer hasta dejarla con mi hijo creciendo en su interior.

Los ojos azules de Rodrick admiran como la boca de Tyrek se entreabre con disposición de soltar seguramente la realidad. Se hiperventila un poco para después adelantarse.

— ¡Cuál sea la situación..! —su boca se mantiene abierta, en busca de algo coherente — ¡Es tema de Milady!—dirige su mirada hacia la del Lannister— Es tiempo de irnos. No se interponga, Lord Bolton. Nosotros no tenemos intenciones de pelear. Vamos de regreso a nuestras tierras, es todo. —miente sin titubear.

Las orbes grises del Bolton ve la espada que rozaba su cuello, después, con su mano la retira lejos de él con un un gruñido. Sus dientes rechinan y a regañadientes se pone de pie, sin revelar una estatura predominante. Rodrick y Tyrek eran mucho mas altos que él, en realidad cualquier hombre en el Norte.

— Si vuelvo a mirarlos... ese mismo día será el último que respiren. —suelta el pelinegro antes de dar media vuelta y retirarse.

El Storm tras presenciar aquello deja ir un suspiro, desinflándose un poco. Durante el transcurso de algunos segundos este devuelve su mirada al león, quien llevó sus guantes a su rostro para secar la sangre que brotaba por él.

— ¿En qué estabas pensando? —se inclina un poco el bastardo, achinando sus ojos, reclamando con su voz.

El rubio se remueve entre la tierra húmeda del suelo, encogiéndose de hombros y haciendo una mueca de poco interés.

— Humillarlo. —responde con dolor e incomodidad en su voz — Ese cabrón continúa pensando que el hijo del príncipe Aemond es de él. 

— Es el hijo de Lady Aerith y punto. Ahora mismo no importa que lo sepa. Estoy seguro de que si... Lord Maeson Bolton se entera que ese niño no es suyo... no dudara en asesinarlo después de Milady. No podemos arriesgarnos a algo como eso, Tyrek.

El león cierra sus ojos suavemente, respirando sangre.

— El príncipe Aemond lo asesinaría antes de que algo como eso ocurra. No lo subestimes. —vuelve a abrir sus ojos, sintiendo su respiración un poco pesada.

— Lo conozco más de lo que crees. Después de todo es el Matasangre, ¿qué te puedes esperar de alguien que ha asesinado a su familia? —inquiere con una ceja arqueada.

El Lannister únicamente ve al Storm con la boca entreabierta.

—... Las cosas no suceden nada más porque si... El príncipe habrá tenido sus razones para cometer tal acontecimiento. —toma un respiro y se sienta sobre la superficie, tosiendo un poco — Conocí a los hijos de Rhaenyra cuando era más joven... —entrecierra sus ojos— Son bastardos... todos hablaban de ello... era obvio que eran hijos de Ser Harwin Strong. —asiente con su cabeza — Hasta que el Rey Viserys declaró que el tema no se volvería a tocar... cortaría la lengua de quien fuese que pusiera en duda aquello. Prefirió atender más ese asunto que el de su propio hijo que recién había perdido un ojo... a él no le importó en lo absoluto que uno de sus nietos le haya robado parte de su visión a Aemond. Siempre se inclinó más por su primogénita. —parecía que la mirada amielada del león se había perdido en algún punto muerto — Los últimos hijos de Viserys son unos incomprendidos. El mayor no tiene escrúpulos, la siguiente... quiso suplir el lugar de Rhaenyra, el tercero... Aemond, no controla sus arranques de ira y el cuarto... es el más correcto, pero no quita que sea bélico. Crecí con ellos, fueron como mi familia... No vuelvas a decir que conoces a alguno de los príncipes porque realmente estás lejos de hacerlo. Tú no sabes lo que se vive dentro de la Fortaleza Roja, Rodrick.