Capítulo 18; "Geros Ilas"

790 75 11
                                    

ROGÓ y en respuesta el príncipe la separa cuidadosamente de él.

— No puedes pedirme esto, Aerith. Te dije que lo remediaría y lo voy a hacer. —su único ojo la mira con súplica pura y desacuerdo también.

— Le he dicho a tu abuelo que le pediría a mi hermano su cabeza.—explicó con un temblor en su voz — He vuelto a traicionar a tu familia y por ello debo recibir lo único que ellos siempre han anhelado, el castigo de muerte.

Aemond mira afligido a Aerith, pudiendo llorar en ese mismo instante con ella.

— No voy a permitir que te pongan un dedo encima. —le aclara y la ve con detenimiento—Eres lo único que tengo y que adoro en mi vida. Por favor... deja esto en mis manos.

Los labios de la Stark tiemblan.

— Quiero ir a mi hogar, quiero estar en Invernalia. A estas alturas ni siquiera llegaré viva a nuestra boda, Aemond.

El príncipe se muestra ensimismado y durante el transcurso de unos minutos termina por asentir con su cabeza de manera dubitativa, reconociendo desgarradoramente el destino de Aerith dentro de la Fortaleza Roja.

No podía dejar pasar más tiempo o la encontrarían. El tuerto endereza su postura y toma un profundo respiro, sujetándola con determinación de un brazo.

— Voy a llevarte a Winterfell porque de momento es el único lugar donde estarás segura, lo acepto mientras arreglo todo esto. —suelta entredientes— Después, te juro que iré a buscarte y ese mismo día nos casaremos. —Aerith logra sonreír entre lágrimas, mientras el joven comienza a arrastrarla con él.

— Esperaré una vida entera si es necesario, mi príncipe. —todo en su interior estaba colapsando, no podía despegar la mirada de Aemond porque no tenía la certeza de saber cuándo volvería a verlo después de estar de regreso al Norte, ni siquiera sabía si realmente lo volvería a ver. Sentía un dolor en su pecho bastante agudo y agonizante al idearse que, lo más probable es que casarían al Targaryen con otra mujer para tapar todo este escándalo lo más pronto posible.

Por otra parte, Ser Criston Cole sabía a la perfección la ubicación de Aerith y aún así, se desvió.

— ¡Por este pasillo! —comandó el caballero, tomando dirección opuesta hacia donde la Stark. Al final, él únicamente seguía órdenes de la Reina, no del viejo Hightower. Tampoco iba a atreverse en perder la confianza de Aemond, sabiendo que esa mujer era su amante y prometida.

Esto se trataba de un tema de conveniencia, no de compasión.

Cómo lo esperado, una hora después La Reina y La Mano del Rey fueron informados de que, Aemond y Aerith Stark habían abandonando La Fortaleza Roja en Vhagar. Su nieto la había ayudado a escapar.

— Espero que encuentres una forma de justificarte para cuándo mi hijo esté de regreso. Ahora lo sabe todo, por mi parte tengo claro mi discurso. — aclara Alicent cruzando sus brazos por encima de su pecho, sintiéndose más aliviada por la reciente noticia.

— No tengo porque justificarme. Los Stark son famosos por siempre cumplir su palabra y en esta ocasión demostraron lo contrario. Nos traicionaron, no tengo otra respuesta.

—Sí, pero ella iba a casarse con mi hijo. Aemond es un Targaryen tanto como Hightower, parece que lo has olvidado. —lo ve con decepción— Cuándo Aerith esté de regreso a Winterfell y le informe a su hermano todo lo ocurrido habrá iniciado una guerra entre nuestras Casas. Un pequeño daño se ha hecho enorme y por ello mismo habrá consecuencias irremediables. —suelta, arrastrando sus palabras— Ellos tienen todo el Norte y parte de Riverlands, también he oído hablar que tienen salvajes de su lado. Por más que quisiéramos nuestro ejército no podría soportar las altas temperaturas de ese reino. Tienen todo para ganarlo, por algo llaman a Cregan Stark el Rey del Norte.

El Llanto del Lobo;  Aemond TargaryenWhere stories live. Discover now