Capítulo 58; "You'll Pay For Today"

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AEMOND caminaba por los corredores de la fortaleza en dirección del aposento del Rey, su hermano. Entonces, Aerith había buscado a Aegon para que este hiciera uso de su poder y así poder dar con el paradero de Rodrick. Evidentemente sin la ayuda de su hermano, el bastardo se encontraría muerto.

El tuerto se sitúa delante de las puertas del lugar de su hermano y observa a Ser Arryk, quien se encontraba cumpliendo con su guardia.

— He venido a ver al Rey. Necesito conversar con él. —informa Aemond neutralmente.

El rubio asiente con su cabeza al poco tiempo.

— Un momento, mi príncipe. Verificaré si Su Majestad se encuentra dispuesto a atenderlo. —explica el caballero.

El príncipe no dijo nada, simplemente se dedica a observar cómo el capa blanca desaparece en el interior del aposento de su hermano.

Ser Arryk caminó en silencio y da un pequeño golpe en la pared que daba al dormitorio del Rey. El lugar se encontraba completamente sombrío, sin que ninguna luz sirviera de fuente de iluminación. Los rayos de la luna era lo único que funcionaba como iluminación al fugarse entre los ventanales.

— Mi Rey. —habla el caballero — Disculpe las molestias... —los ojos aceitunados del hombre se entierran en el cuerpo de Aegon suspendido sobre el colchón de su cama. Para su suerte, este no se encontraba dormido. Él estaba con su camisón de noche, mirando perdidamente el techo — Se trata del príncipe Aemond, requiere verlo. Está afuera, esperando.

Pasaron algunos segundos para que el Targaryen dejara ir una bocanada de aire y después masajeara los párpados de sus ojos.

— Déjalo pasar. — accede con voz ronca y adormilada el Rey.

— Entendido. —hace una reverencia Ser Arryk para después marcharse.

Nuevamente el par de ojos de Aegon se pierde en el techo de su recámara. ¿Qué razón existía para que Aemond lo buscará?

No quiso pensar mucho, tampoco mostró mucho interés para cuando tuvo a su hermano delante de él, en los pies de su cama.

— Hermano. —masculla Aemond, juzgando el desinterés de este.

Aegon cierra sus ojos suavemente.

— ¿Qué te trae por acá? Tú inesperada presencia me hace pensar que algo está mal. —habla Aegon, arrastrando un poco sus palabras.

— ¿Es cierto? —pregunta el más alto— ¿Mi esposa te ha buscado personalmente para rescatar a Rodrick Storm? —indaga Aemond, apuntándolo como su barbilla.

Aegon deja ir una risita, llevando una mano hacia su rostro.

Aerith.

Claro, tenía que tratarse de ella.

— Te lo ha contado... —murmura sin mirarle— Lo hizo. —responde con determinación, provocando que el más joven se tensara. — Aerith estaba angustiada por la desaparición de Rodrick... No podía permitir que mi hermana continuase con ese martirio... y el pobre muchacho... Realmente estaba viviendo un calvario. Hice lo que cualquier Rey hubiese hecho por su familia.

— ¿Desde cuando la consideras tu familia? —le interroga Aemond con amargura — Te conozco perfectamente y tú no haces favores sin recibir algo a cambio. ¿Qué le has hecho? —su voz es expulsada con algo de frustración y desesperación.

Aquello bastó para que Aegon elevara su cabeza y observara desde su lugar a su hermano. Equivocado no estaba, pero de ninguna manera podía ser descubierto.

El Llanto del Lobo;  Aemond TargaryenWhere stories live. Discover now