Capítulo 26; "Ice"

635 86 4
                                    

AERITH no pudo dormir lo que restó de la noche, se aferró a la almohada a pesar de tener a un hombre abrazando su cuerpo desnudo. Había llorado en silencio hasta que fuera incapaz de producir más lágrimas.

Esa mañana fueron "despertados" por un alarmante llamado a la puerta. El joven Bolton se remueve en su lugar y soltando incoherencias, suelta el cuerpo de su esposa y completamente desnudo va a atender el acceso de su aposento. Aerith finge estar dormida.

— ¡Hemos encontrado a Milord muerto entre la nieve! Su hermano ha fallecido, Ser Maeson. —informa un caballero al borde de la histeria. —Sospechamos que accidentalmente cayó por la muralla y su cabeza se golpeó en la caída la cual ocasionó una muerte inmediata.

Frente al guardia, el rostro del Bolton permanece inexpresivo.

— Preparen el cuerpo de Royce. —ordena seriamente.

— Sí...dice el caballero de armadura roja.— ¿Desea que hagamos el comunicado al Norte?

— Supongo que estamos en la obligación de hacerlo. —se recarga contra la madera de la puerta— Informa a todas las Casas que el Lord de Fuerte Terror, Rey Rojo, ha muerto en un trágico accidente y que su hermano menor, Maeson Bolton es el nuevo heredero. —Aerith siente un escalofrío recorrer todo su cuerpo al escuchar aquellas palabras ser expulsadas por el pelinegro.

— A sus órdenes, Milord. —hace una reverencia y se marcha. Ahora la mirada de Maeson aterriza en Rodrick, el cual había escuchado a la perfección todo. Entre las sombras se queda estoico, odiando ver el aspecto de ese Bolton, dejando en claro lo que había pasado durante la noche.

El Lord de Fuerte Terror vuelve a cerrar la puerta de su lugar y una sonrisita llena de maldad surca por sus labios. La loba se remueve y entreabre sus ojos. Al notarlo, el más alto camina hasta donde ella y se sienta en el filo de la cama sin borrar esa sonrisa retorcida.

— Te tengo una sorpresa, esposa. — la ve expectante y con cierta emoción desbordándose como una cascada por sus ojos.

Aerith le dirige una expresión confundida a Maeson.

— Ahora eres la Señora de Fuerte Terror. Es tuyo... enteramente. — la mira como un gato frente a su presa más vulnerable.

— Tú... ¿mataste a tu propio hermano? —interroga en un hilo de voz, haciendo que la mirada del hombre se oscureciera y este se pusiera de pie, mostrando un gesto despreocupado.

— ¿Qué clase de esposo sería yo si te mantuviera secretos? —la ve desde el rincón de su ojo— Sí, lo hice. Necesitaba darte un lugar digno dentro de este castillo... Royce estaba ebrio, nuestra boda hizo tomarlo unas copas de más—dejó ir un suspiro— Comenzaba su lengua a soltarse, iniciando a decir incoherencias... Cosas que no estaban a nuestro favor. ¡Me atacó! —su respiración comienza a acelerarse, tanto que su pecho se infla notoriamente — Y yo simplemente evité que lograra golpearme y este accidentalmente cayó por la Fortaleza.

Aerith no se tragaba el cuento recién narrado.

— Era tu hermano. —le recrimina con lentitud y un toque horrorizado.

— ¡Iba a casarse con una puta de Riverlands! ¡Soy el segundo hijo y no iba a ver como sus descendientes se quedaban con lo que me correspondía! —exclama con rabia, como si fuese lo suficiente para justificarse. Mira con detenimiento a la castaña y después carraspea con su garganta — Ahora soy el Lord de Fuerte Terror, el Rey Rojo y tú la Lady, mi Reina. Este es mi segundo paso... el primero desde luego es embarazarte. —le vuelve a sonreír de esa forma tan suya. Turbia.

A estas alturas, Aerith no supo quien estaba usando a quien. Al parecer ella era quien había caído en la trampa del cazador.

— Después de anoche, estoy seguro que lo estarás. Jamás en mi vida me había corrido tanto, mucho menos en el interior de una mujer. ¿Por qué desperdiciaría mi semilla en una puta cuando la madre de mis hijos será Aerith Sta— Oh... —su entrecejo se frunce — La costumbre, quiero decir, Aerith Bolton. Sí, Lady Bolton. Aún así, no vamos a descansar hasta que mi hijo salga por las paredes de tu vagina.

El Llanto del Lobo;  Aemond TargaryenWhere stories live. Discover now