Capítulo 3

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Lo primero que vi al abrir mis verdes ojos fue el cuerpo de una chica a mi lado en una cama que no era mia. Nada raro para mí.

Me levanté sigilosamente y tras coger mi billetera y teléfono salí de aquel lugar sin siquiera asearme.

Envié un mensaje a mi hermano para que me recogiera, pero él no me respondió así que recurrí a Lauren y por suerte en cinco minutos estaba yéndome con ella.

...

—Ese chico me trato demasiado bien. Se sintió raro. —contó Lauren que almorzaba conmigo.

Ni señal de mi hermano desde esa mañana.

—Te quería en su cama definitivamente. —declaré viéndola a los ojos.

—Eso también quieren muchos y no por ello lo han obtenido.

Abrí mi boca para contraatacar, pero la cerré al oír la un toqué en la puerta e inmediatamente me puse de pie. Casi nadie venía a visitar.

Me di la vuelta y dirigí mis pasos a la ventana para abrirla un poco y ver quien tocaba. Fui a abrir rápidamente y crucé mis fuertes brazos viendo muy serio a mi hermano.

—Me tenías preocupado Sebastian. —reproche observándolo entrar a nuestro hogar— No enviaste ni un mensaje.

—Ya sabes como me siento cuando te vas por ahí sin avisar cuando volverás. —contestó desinteresado.

Entrecerre mis ojos y cerré la puerta para seguirlo hasta sentarnos a la mesa. Lauren lo saludo con un besó en la mejilla y luego se puso a echar comida en un plato con la finalidad de dárselo a Sebastian; el menú era espaguetis.

—¿Qué estuviste haciendo? —inquirí seriamente.

—Me la pase hablando con una chica.

—¿Solo hablar? —indagó Lauren.

Ambos arqueamos una ceja y mi hermanito se encogió de hombros a la vez que asentía.

—No era mi tipo. —expresó con simpleza y me miró— Era tu tipo.

—¿El mio? —interrogue intrigado— Cuéntame sobre ello, ahora tengo curiosidad.

—Tú me habías dejado para divertirte con una chica así que me puse a beber solo. Luego de un rato ella llegó y se sentó a unos sillas de mí completamente sola, era guapa, su ropa gritaba chica mala y rebelde así que me acerqué y la salude.

(Horas antes)
Narrador.

—Hey guapa.

La chica de cabello negro volteó y miró de pies a cabeza a Sebastian que se encontraba sentado a su lado. Luego le sonrió.

—Hola encanto, pareces agradable.

¿Parecer agradable él? Para nada. Todo lo contrario. La gente solía concluir que era alguien odioso.

—Es una noche demasiado bonita para no tener compañía. —mencionó coqueta— ¿Te apetece beber juntos?

—Eso planeaba preguntarte. —confesó levemente sorprendido— Me gusta que las mujeres sepan tomar la iniciativa.

—A mí me gusta que los hombres se me acerquen. —expresó sinceramente ella y rodó su silla hasta terminar más cerca de Sebastian— ¿Y si nos dejamos dejamos los formalismo?

El asombro se hizo evidente en el rostro de Sebastian así que la jóven pelinegra comenzó a reír y se alejó.

—Al parecer te he asustado. ¿Sabes guapo?, no deberías iniciar un juego si no puedes llegar al final.

—Nunca dije que quisiera jugar a las casitas contigo. Solo planeaba practicar.

—¿Cuál es tu nombre ternura?

Él la miró mal y se sonrojó un poco por el apodo.

—Sebastian.

—Yo soy Amapola. Encantada de conocerte.

Mi promesa Where stories live. Discover now