Capítulo 24

10 4 2
                                    

(Una semana después, 2016)

—¿Qué estás cocinando? —indagué observando a Amapola.

—No sé pronunciar el nombre —explicó apenada—. Oh, ahora lo puedo sacar.

—Huele que alimenta —expresé sonriente.

Relami mis labios acercándome hasta pararme detrás de Amapola con el objetivo de oler su perfume.

—Tú también hueles muy bien.

Ella soltó una rísita y sacó lo que cocinaba a un plato.

—No te acerqués demasiado o podrías quemarte.

Ladee mi sonrisa observando como recogía los utensilios. Dejé un suave beso en su mejilla y una sonrisa apareció en sus labios.

—Sebastian no vendrá hoy —avise coqueto.

Amapola dejo los platos y se volteó quedando de frente a mí. Subí y baje mis cejas de forma pícara y la escuche reír en voz baja.

—¿Por qué me llevaste a mi casa aquel día? Literalmente te provoque y aun así te comportaste como si fueras muy decente.

—Hacerte algo sería aprovecharme de ti. No quería eso. Yo quiero todo contigo, pero por mutuo acuerdo.

La vi asentir estando de acuerdo. Luego de besar mi frente, acaricio mis mejillas.

—Eres mejor persona de lo que piensas Esteban. Te propusiste ser mejor y aquí estás siendo mejor. Me alegra poder comprobar que las personas podemos cambiar.

—¿Eso es un si? —cuestione con picardía—. Quiero tu consentimiento.

La vi sonrojarse y chocar sus dedos indices negando tímidamente.

—Vaya, las apariencias si que engañan, tan atrevida que parecías y mírate ahora.

—Ay, quédate calladito, Estaban.

—¿Por qué te comportas tan...? No sé cual es la palabra.

—¿Como niña inocente? —concluyó Amapola.

Asentí frunciendo levemente mi ceño por la confusión.

—Es mi verdadera personalidad —dijo francamente.

Mi boca se abrió levemente un aturdido y desconcertado debido a su confesión.

—¿Lo dices en serio?

—Casi todo el tiempo finjo ser una chica mala, pero sinceramente soy chica de casa.

En ese momento creí que se me caería la quijada.

—¿Me tomas el pelo?

Amapola se encogió de hombros.

—Dígamos que tengo dos personalidades y decido cuando sacar una y cuando sacar la otra.

—¿Por qué? —interrogue perplejo.

—El mundo da miedo Esteban, en ocasiones tienes que parecer más intimidante.

—Lo comprendo totalmente —susurré para mí mismo.

—Me gusta parecer una chica dura, pero soy muy suceptible cuando hablamos de sentimientos. Te confieso la verdad para que analices si me quieres de verdad, o si solo quieres lo que te he mostrado de mí. La comida está hecha. Ten buen día  Esteban.

—¿Te vas? —cuestione al verla recoger sus cosas.

Ella asintió y besó mi mejilla.

—Te amo, Esteban.

Me quedé aturdido y congelado en el lugar. Oí sus pasos al alejarse y la puerta cerrarse cuando salió. Pero no supe cómo reaccionar a tanta información.

N/a

¡SE ACERCA EL MOMENTO!

🥺🤧 Varios terminarán rotos, 💔.

Mi promesa Where stories live. Discover now