Capítulo 19

9 4 3
                                    

(2016)

Toda esa semana fue una nueva experiencia tras otra. Era mi primera vez en tener una novia formal, también supe que era ir a citas, chatear con alguien hasta la madrugada, y hasta llegué a sentirme ansioso cada vez que tardaba en responder. Era raro, pero me hacía sentir bien y sonreír.

El timbre me sacó de mis pensamientos y me hizo levantarme de un mueble para abrir. Amapola estaba allí y con un actuendo muy descubierto tanto arriba como debajo. Tenía un poco de maquillaje y el pelo suelto. Estaba muy preciosa.

—Hey hermosa —saludé coqueto.

Me acerqué a ella para besarla, pero me recibí un beso en la mejilla que me dejo descolocado.

—¿Está tu hermano?

Debía estar tomándome el pelo.

—¿No me saludas primero?

—Tengo algo que solucionar.—explicó entrando a mi hogar—. ¡Sebastian!

Mi hermano salió de su habitación y vio con miedo a mi supuesta novia.

—¡Vaya amigo eres! —exclamó enojada—. ¡Me dejaste sola!

—Entré en pánico —confesó Sebastian.

Amapola le empujó furiosa. Yo solo les miraba sin entender que sucedía.

—Bien hecho Sebastian —ironizó— Ni siquiera pides perdón.

—Escúchame Amla.

¿Amla?

—Más te vale tener una buena excusa para abandonarme a mi suerte en medio del caos —advirtió Amapola.

—Estoy adaptado a andar solo y por ello me olvide de ti. Sé que te deje en medio del peligro, pero te recorde luego y no pude volver a entrar. Esa es la verdad y lo siento. Nunca he tenido que velar por nadie excepto por mí y por mi hermano.

—¿En qué se metieron? —inquirí molesto.

—Una fiesta con apuestas ilegales —respondió Amapola como si fuese súper normal—. Por suerte logré escapar de la policía.

Les miré con asombró, sin embargo no dije nada. Luego les hablaría a solas a cada uno.

—¿No dirás nada? —indagó Sebastian.

—Más tarde —contesté serio.

—¿Me perdonas amiga?

Mi novia miró a mi hermano fijamente y luego de suspirar asintió. Él la abrazó sonriendo.

—Uf, que alivio —expresó y la soltó—. Te invitaré a cenar para recompensarte.

—Mejor que sea una buena comida —sugirió Amapola y le dio un golpecito en el brazo.

—No me golpees —reprochó Sebastian—. No soy sacó de boxeo.

—No pero sirves igual, cariño. —expresó Amapola con diversión y le giño un ojo.

Fruncí mi ceño y apreté mis puños inundado de enojo.

Ellos andaban en una discusión cuando aguante el brazo de Amapola sin quitar mi mala cara.

—Quiero hablar contigo un momento.

—Luego nos vemos, Tian.

Ella le lanzó un beso a mi hermano y yo apreté los dientes con la mandíbula tensa. No tenía ni idea de porque me encontraba tan molesto. Solo supe que cuando salí de la casa al patio dejé solté bruscamente a Amapola.

—¿Qué te traes con mi hermano? No me gustan sus jueguitos.

—Tú también jugabas así con Lauren.—recordó llena de simpleza y desinterés.

—Estaba soltero —repliqué alzando la voz. Luego baje el volumen para que mi hermano no oyerá—. No deberías estar tan coqueta.

—Es parte de mi personalidad galán, no seas celoso.

¿Celos? Nunca había tenido celos pero si sabía como actuaban otras personas al tenerlos y eso me hizo comprender que efectivamente me dominaban los malditos celos.

Salí de mis pensamientos al sentir un beso sobre mi mejilla.

—Cálmate —susurró ella.

Respiré hondo y me relajé terminando por besarla. Llegué a un punto donde iba tan lento que me sorprendía. Nunca tome una velocidad tan pequeña hasta ese día, pero supe que la usaría más.

—¿Ves? —preguntó rompiendo el tacto—. Lento es mejor. Ten presente que puedo bromear con otros, pero tengo mi promesa de estar junto a ti. Vamos a dentro o Sebastian va a sospechar.

—Hoy voy a decirle sobre nosotros.

Mi promesa حيث تعيش القصص. اكتشف الآن