Capítulo 17

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(2016, Madrid, España, 1am)

Muy aburrido observé desde lejos a Lauren bailar con su actual pareja alegremente y busqué con la vista a mi hermano hasta hayarle hablando con un grupo variado de chicas y chicos.

Sentí un peso a mi lado en el sofá y voltee la vista encontrándome a una chica demasiado actrativa. Sin poder evitarlo la escanee con los ojos y le sonreí de forma coqueta.

—Estás muy provocativa señorita.

—Tú no estás mal guapo.

Ella se rodó hasta estar más cerca y me dio una mirada sugerente, después me besó. Por inercia le correspondí y ubiqué mis manos en su cintura. Así reaccionaba siempre, era la manía, algo que hacía sin pensarlo.

—¿Y si buscamos una habitación? —preguntó coqueta.

Bajé mi rostro al hueco de su cuello e inhale su perfume que resulto demasiado suave para mi gusto, apenas lo olía.

Siempre había tenido cierta fascinación por las mujeres con un buen perfume y decía que reconocería a la ideal por su olor. Pero ella no olía bien. Sino que se notaba que había bebido. Si pasaba algo debía ser ambos ebrios.

—No.

—¿Qué cosa? —inquirió ofendida.

Me alejé y negué con más convicción. Tenía que ponerme fuerte.

—Dije que no. Búscate a alguien más.

La chica se levantó incrédula y se fue insultandome. En ese instante me sentí muy orgulloso.

—Si que has cambiado galán.

—¿Cómo llegaste aquí Amapola?

—Me invitó Lauren. Ella quería presumir. —respondió desinteresada.

Me quedé observándola y Amapola puso una expresión neutra sentándose donde estaba la otra chica anteriormente.

—¿Tienes algo que quieras decirme?

¿Cómo adivinaba?

—Sí. Quiero decirte que si necesitas dinero puedes contar conmigo y con Sebastian. Nunca llegués al punto de tener que venderte.

Amapola ladeo su cabeza sonriendo.

—Jamás me vendí a nadie. No me doy por dinero. No te preocupes Esteban, el día de la carrera le di una buena lección a ese hombre. Sé autodefensa.

—No sé de que hablas.

La vi acercarse hasta quedar a centímetros de mí pero no me eché atrás, sino que esperaba a que siguiera adelante.

—Será un secreto entre ambos. No diré que estuviste allí.

—Me preocupé. —confesé en voz baja— Imaginé lo peor. Aunque no lo creas me importa lo que pase contigo porque eres amiga de Sebastian.

—¿De verás? —indagó— Vaya honor.

Trague saliva al sentir su mano bajar por mi brazo y tuve que morderme la lengua para no lanzarme a besarla.

—Dije que no haría más esto. —comenté apretando mis manos que cosquilleaba por tocarla— Prometí ser buena persona.

Amapola sonrió.

—Te ofrezco un beso; solo uno. Luego podemos bailar juntos y charlar para conocernos más.

—Las promesas están hechas para romperse. —susurré para mí.

Mi promesa Where stories live. Discover now