Capítulo 20

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Sebastian ni me miraba, estaba enojado porque me había enamorado de Amapola. Ella era su mejor amiga y él sabía lo idiota que yo era, estaba completamente seguro de que le rompería el corazón. La ironía es que le haría algo peor.

Era apenas la segunda semana de mi relación con Amapola y esa mañana me la había pasado ayudando a Lauren a escoger un vestido aunque la maldita seguía sin decidirse.

—Me has despercidiado la mañana —declaré levemente molesto.

—Ven querido, te lo recompensaré con un besó.

La miré mal al momento y ella simplemente pestañeo incrédula.

—No digas esas cosas, ahora tengo novia.

—Wao —soltó perpleja y sonrió dulcemente—. Estoy orgullosa de tu avance.

Hice una mueca de desagrado al analizar lo que había dicho. No me reconocía. Estaba cayendo, una escoria como yo, en aquello que llamaban amor.

—Creo que me pondré el rojo.—dijo Lauren.

—Definitivamente el rojo —afirmé enseguida.

—Aunque el azul...

Otra vez con lo mismo.

—Ponte el rojo.

—¿Sabes qué? Usaré el negro —determinó decidida.

¡Era el primer vestido que había separado!

Quise gritarle, pero me mordí la lengua porque era ella. La desgraciada indecisa era mi única y mejor amiga. Sin ella no tendría a nadie más y por eso no podía darme el lujo de perderla.

Respiré hondo y traté de calmarme observándola recoger los vestidos lanzándolos como quiera a su bolso. Un poco más y me sacaría de quicio.

—Gracias, Estebu —canturreo alegré y besó mi mejilla—. Nos vemos.

Masajee la fuente de mi nariz al verla salir y cerré los ojos tomando bocanadas de aire.

—¿Así que Estebu?

—No vayas a llamarme de esa forma jamás, Amapola —pedí cansado.

—¿Tienes ojos en la espalda? Cómo supiste que era yo sin verme?

Sonreí dejando de masajear mi nariz y abrí mis ojos volteandome a ver a mi novia.

—Fue tu perfume —respondí y me acerqué dejando pocos centímetros entre ambos—. Hueles siempre igual.

Llevé mi cabeza sobre su hombro y puse mis manos en sus caderas inhalando su aroma.

—Tienes el olor de una flor.

—Soy una flor —aseguró susurrando en mi oído con sus manos acariciando mi nuca.

—No me tientes—advertí y besé su mejilla—. Estamos en mi habitación.

—Que miedo —ironizó.

Me dedicó una sonrisa y paso sus brazos alrededor de mi cuello.

—Te estás metiendo en la boca del lobo. Amapola.

—Ti istis mitiendi in li bici...

Le interrumpí con un besó su burla y luego la observé fijamente.

—¿No te asusta el peligro? —indagué.

Amapola negó chocando su nariz con la mía al hacerlo.

—Mi existencia siempre ha estado rodeada de peligro —contestó—. ¿Puedo preguntarte algo?

Asentí. No me faltaban ganas de continuar, sin embargo...

—¿Has hecho cosas muy malas? —preguntó Amapola—. ¿Has matado?

Suspiré y quité mis manos de su cuerpo.

—Sí —afirmé—. Actualmente trabajo en ser mejor.

Ella ladeo su cabeza algo dudosa y al verme sentarme en mi cama imitó mi acción.

—Escúchame, me encantaría tomar la oportunidad, pero me dijeron que cuando uno quiere algo serio debe ser cuidadoso. Primero hay que tener un tiempo juntos, adquirir más amor y confianza... Bueno, eso dijeron. Yo no quiero que luego te arrepientas. Ya que voy a tener una relación seria, mejor la tengo correctamente.

Amapola me besó la mejilla y se quedó observándome en silencio varios segundos en los que revisó cada tramo de mi rostro. Luego comenzó a llorar sin razón aparente.

—Oye, no es un rechazo; yo solo quiero hacer las cosas bien y tomarnos nuestro tiempo —expliqué rápidamente.

—Lo siento —murmuró Amapola y se levantó.

Luego se pusó a correr tapando su boca con una mano. Todo fue muy de repente; dejándome descolocado y aturdido.

¿Qué había hecho mal?

Al reaccionar corrí en su búsqueda y no la vi por ningún lado.

N/a
¿Alguna teoría de porqué se fue llorando Amapola?

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