Capítulo Extra

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(Narrador)

—¡Lava! Acaba de salir del baño y ven a cenar.

—No fastidies, padre.

—No me hables así, es muy grosero de tu parte. No te adopte para oirte hablarme de esa forma —reprochó Esteban—. Comeré sin ti.

—¡Espérame! —exclamó Lava terminando de ponerse su blusa

La niña salio del baño corriendo y se sentó frente a su padre adoptivo, él le sonrió. Ambos comieron muy a gustos y hablaron sobre sus actividades de la mañana.

—Entonces —dijo el mayor—. ¿Cuánto necesitas de mesada para este mes?

—Una mamá.

Esteban comenzó a toser y Lava se levantó a darle suaves palmadas en la espalda.

—Ni me hizo gracia tu broma, ni te conseguiré una madre —declaró Esteban muy serio.

—Papi, ¿sabes qué dicen en la escuela?

—Lo sé, hija —afirmó y frunció su rostro—. No incites a la lástima, conozco perfectamente que te da igual la opinión ajena.

—Necesito una madre.

—¿Haces esto para que vaya y hable con Jesnika?

—Sí. Ella sería buena madre, además, ambos se quieren. Y yo quiero que seas feliz, papá.

Esteban la miró fijamente varios segundos y finalmente suspiró.

—Vale, voy a ceder.

—¡Sí! Gracias, eres genial, papá.

...

Allí se hallaba Esteban, justo delante de la casa de Jesnika. Pensaba que nunca más hablaría con ella, imaginaba que para ese año la habría olvidado, pero no. Todavía quedaba rastros de amor.

Tocó dudoso la puerta y se comenzó a inquietar pensando que decirle. Cuando ella abrio se mostró muy sorprendida.

—¿Viniste a hablar?

Esteban asintió y Jesnika le abrazo sonriendo. Una pequeñita sonrisa apareció en los labios del chico, pero rápidamente la escondio.

—Si no venías iría yo a verte. No sabes lo contenta que me pone el que vinieras.

—Solo vengo porque me convencio mi hija.

—Desde ahorita amo a tu hija.

Esteban simplemente la observo sin saber bien que responder a su comentario. Jesnika le agarro del brazo y le halo para que entrará.

—¿No tienes perfume echado? —indagó Esteban.

Ella le miró sorprendida. Él se regaño interiormente por preguntar.

—Olvídalo. No quise incomodarte.

—Oí que tienes un negocio de perfumes. ¿Te gustan las mujeres con perfumes?

Esteban asintió apenado.

—Una extraña fascinación que tengo desde bien jovencito.

—Espérame, iré y me echaré perfume. —avisó rápidamente Jesnika.

Él abrió su boca para decir que no era necesario, pero la cerro al ver como corría. La perdió de vista casi un minuto en el cual estuvo mirando el ambiente, se notaba el buen gusto en la decoración. Notó una foto de Lauren con Jesnika y le tiró una foto con su teléfono. Acomodó nuevamente el cuadro en su lugar y se quedo quieto al darle olor a perfume.

—¿Y? ¿Te gusta como huelo?

Esteban volteó, dio unos pasos a Jesnika, puso sus manos en la cintura de ella y luego acercó su rostro hasta dejarlo cerca de la oreja la chica. Se quedo ahí unos segundos olisqueando. Ella cerró sus ojos fuertemente sintiendo pequeños toques de electricidad.

—Me gusta —dijo Esteban—. Es un perfume embriagador. Creo que ahora mismo estoy borracho de tu olor.

Jesnika abrió sus ojos lentamente para mirarlo. Él le sonrió y le dejo un suave beso en la comisura de su boca provocando que Jesnika se sonrojara ligeramente. Finalmente obtuvo un roce en su boca y al ver que Esteban no avanzaba rompió el espacio.

Él murmuró una maldición y se alejo dejándola desconcertada.

—No puedo hacerte esto. Te romperé y luego me sentiré mal.

—No tiene que ser así, Esteban.

—Eso pensé, pero me conozco. Desde niño rompía mis cosas. Siempre he sido dañino.

—Cariño, no te hagas eso. Has cambiado. No eres el jovencito adicto que eras antes.

Esteban la miró fijamente.

—¿Me has dicho cariño?

Ella asintio y él la envolvió en sus brazos. No se atrevió a darle un beso por temor a herirla.

—¿Qué quieres que haga Jes?

—Quiero que me beses. Luego deseo que confieses que me amas y me pidas que sea tu novia. Entonces ambos nos ayudaremos a entender que merecemos amar.

—¿No dices esto por tener el corazón de...? Ella.

—Lo digo porque te amo por mí misma, no por ella.

Habiendo oído tal confesión Esteban quedo perplejo y la besó queriendo demostrarle todo lo que sentía en ese momento. Jesnika enrojecio.

—Jes, yo también te amo. Todo este tiempo te ame.

Ella dibujo una sonrisa en su rostro.

—Jesnika.

—¿Si?

—¿Te casarías conmigo?

—¿Eh? —inquirió confusa y luego abrio sus ojos como platos al caer—. ¿¡Qué!?

Esteban se apoyó en una rodilla por primera vez en su vida.

—Digo que te cases conmigo.

—¿Lo sueltas así como así? —interrogó sorprendida y le miró mal, aunque enseguida sonrió—. No tienes romanticismo.

—Lo siento, se quedo con todo mi hermano. Escucha, hablo en serio, sé que va el noviazgo antes, pero podemos noviar estando prometidos, no tenemos que casarnos enseguida, pero, en unos meses podemos. Casemonos si nos amamos. Prometo... Mejor me callo y no prometo nada.

—Si... —murmuró Jesnika—. Cada que haces una promesa termina todo mal.

—Jes, hermosa, dame una respuesta, me duele mi rodilla.

—¿Por qué debería aceptar? —cuestionó haciéndose la dura.

—Lava quiere una mamá.

—Imbécil. Aceptaré solo por Lava.

Esteban se levantó y se encogió de hombros.

—Da igual, me basta con que aceptes siempre —mencionó y la abrazó—. Te tratare como mereces. No te lo prometo, te lo aseguro.


N/a
Después de tantas cosas malas le tocaba algo bueno a Esteban :)
Me compadecí de el pobre.

Mi promesa Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt