Capítulo 5

28 5 2
                                    

Bote el cigarro que había estado en mi boca y seguí observando el banco central mientras pensaba como robarlo para no pensar en otras cosas como mi asquerosa vida.

Oí pasos acercarse y vi a Lauren pararse a mi lado con expresión neutra.

—Si viniste. —comenté con tono neutro— ¿Traes cigarros?

Ella negó y me ofreció unos caramelos que cogí y eché en mi boca sin pensarlo demasiado.

—¿De verdad vas a robarlo? —inquirió mirando la entrada al banco— Cuando suene la alarma la policía llegará después de diez minutos.

—Seré más rápido. —decrete volteando a verla— Pero necesitaré que me ayudes con un plan de repuesto.

Lauren arqueo una ceja.

—Entonces quiero más de lo prometido.

—Cinco. —dije dando un paso adelante.

—Diez. —réplico imitando mi acción.

—Vale, es un trato.

—¿Qué se supone que haré? —indagó Lauren.

—Fingirás ser una rehen, los de verdad son complicados porque nunca sabes con que te saldrán.

Ella clasqueo su lengua y yo miré sus labios aunque subí rápido la mirada a sus ojos.

—No debí intentar besarte el otro día.

—Sabía que lo harías tarde o temprano. —expresó desinteresada.

Me quedé viéndola acercarse unos pasos y luego observé su dedo señalarme el rostro.

—Me deberás una hasta que te cobre.

—Me parece justo. —informé asintiendo— Vamos a mi casa para repasar el plan.

...

Al entrar a mi casa y pasar por la sala fruncí mi rostro por la visita, otra vez Amapola.

—¿Qué hace ella aquí? —interrogue frunciendo mi rostro.

—Yo la invité.

—Sebastian. —expresé serio— No la conocemos bien y por tanto no podemos fiarnos de ella.

—No deberías traerla solo porque te cae bien. —concordó Lauren.

Mi hermano menor revoleo sus ojos.

—Sebastian puede tomar sus decisiones y cometer sus errores. —intervino Amapola— No hagan como que no estoy presente.

—Vete. —ordené metiendo mis manos en mis bolsillos.

—Tu hermano me invitó. —indicó Amapola y me sonrió— Él es quien debe botarme. La casa pertenece a ambos.

La miré fijamente a los ojos y ella no desvío su mirada ni por un segundo en una batalla donde ninguno pestañeaba.

—Déjenlo. —sugirió Lauren y me tomó la mano.

—No son niños. —apoyó mi hermano.

Pestañee varias veces intentando quitar el ardor de mis ojos y le vi sonreír, ella había ganado. Se estaba burlando en mi cara.

—Tenemos cosas más importantes Esteban. —mencionó Lauren.

—¿Cómo besarse? —indagó Amapola mirándola fijamente.

—No lo dijiste. —comentó Sebastian abriendo sus ojos.

Incluso a mí me sorprendió.

Lauren apretó sus puños por furia y me haló ignorando a Amapola, pero sabía que no lo dejaría así. Lau terminaría por desquitarsela.

Mi promesa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora