Capítulo 23

10 4 3
                                    

(2016, Pov Amapola)

—No quiero seguir esto señor.

—Tienes que hacerlo, no has logrado sacarles información y sabes que son peligrosos.

—No lo son, ya no. Ellos han establecido una mejor vida —aseguré convencida de mis palabras.

Solloce apretando mis labios y pase mis manos por mis ojos al oír pasos. Agradecí en voz baja a Gardenia cuando me ofreció una magdalena y agarre aquel postre con una mano.

—No llores hermana, estamos contigo.

De reojo vi a mis otras hermanas caer una sobre la otra en la entrada y sonreí al ver que Narciso las hacía entrar. Luego de observarnos unos segundos ella también regreso dentro y yo volví a concentrarme en mi conversación telefónica.

—No puedo hacerlo —susurré—. Ellos confían en mí de verdad.

—Amapola, es una orden de arriba, no puedes desobedecer —mencionó el señor con quien hablaba.

—Usted no tiene corazón —enuncie molesta.

—El corazón no me ayuda en el trabajo señorita Flores. Usted se ha encariñado demasiado con esos jóvenes.

—No me importa si me despiden, no puedo continuar. —repliqué enojada— He bebido, me he drogado, participé en cosas ilegales, robé, mate, e incluso estuve dispuesta a dar mi cuerpo por este trabajo, pero jamás he vendido mi lealtad a personas.

—Si no lo hace usted lo hará alguien más y no les tendrá compasión.

—Demonios —murmure frustrada y respiré hondo—. Me encargaré yo. No envié a nadie más o será sospechoso.

Colgué la llamada resignada y comí mi magdalena limpiando mi rostro.

...

Ese día Lauren fue quien me abrió la puerta. Ambas nos llevábamos mal, y no la podía culpar por no fiarse de mí.

—Con permiso —dije brusca y le pase por el lado.

—Me informé sobre ti. Sé a que te dedicas.

Giré inmediatamente y crucé mis brazos dudando de sus palabras. Nos miramos fijamente con nuestros brazos cruzados hasta que apareció Esteban y fue a abrazarme.

—Pensé que no vendrías, amor.

¿Cómo dijo? ¿Se refiere a mí? Soy la única presente, quitando a Lauren.

—Lau, mejor que vayas a tu casa, gracias por abrir la puerta. Dedicaré mi tarde a mi novia.

Ese no era Esteban. Alguien se había disfrazado de él y me estaban jugando una broma.

—Deberías botarla a ella —comentó Lauren y salió furiosa.

—Tiene celos porque ahora debe compartirme —aseguró Esteban y me dejó de abrazar.

—Me conmovió recordar lo bien que me cuidaste —expresé sincera.

Le sonreí y le di un besó lento, el más sincero de todos hasta el momento.

—¡Amla! —gritó Sebastian.

Inmediatamente miré a un lado esperando encontrarlo. Él llegó corriendo casi de inmediato y nos atrapó a su hermano y a mí besándonos, por ello hizo una mueca de asco y carraspeo su garganta.

Lentamente me alejé y miré a Sebastian con vergüenza. Se suponía que era su amiga. No le podría traicionar, ni a su hermano.

—No seas envidioso —pidió Esteban rodeando con un brazo mi cadera—. Búscate una novia. A ver si así me dejas tener una relación en paz.

—Es mi amiga, debe compartir de su tiempo —indicó Sebastian.

Dibuje una pequeña sonrisa al ver que ambos chicos entrecerraban sus ojos y sentí el brazo de Esteban aferrarse más a mi cadera.

—Es la primera novia formal que tengo.

Aych.

—Me gusta de verdad.

Doble aych.

—Vale, ya entendí, pero emprestamela, hermano. Ella y yo vamos a jugar con realidad virtual, me lo prometió —indicó Sebastian—. Yo también la quiero.

Triple aych.

Esteban me soltó y me dio un besó en la mejilla.

—Luego hablamos, Amapola. No me la toques hermano.

A Sebastian le brillaron los ojos por la respuesta y me agarró del brazo para que le siguiera, estaba muy emocionado con su nuevo videojuego.

Quería muchísimo a Sebastian y él a mí. Yo era su mejor amiga y sabía que merecía mucho más.

Mi promesa Место, где живут истории. Откройте их для себя