Capítulo 35: Ese Niño Pequeño De Ocho Años Otra Vez.

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JACOB



— ¿Qué estás haciendo aquí?

— El código me lo dio Carlos hace unos días, y nadie me impidió el paso en la entrada.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — repetí esta vez más enojado guardando el cigarrillo en mi cajetilla.

— Vengo a hablar.

— ¿Ahora? — caminé a los ventanales y Elena retrocedió enseguida para dejarme entrar.

— Si, es que no quiero que pienses cosas que no son al ver a Luke.

— Al ver a tu ex, entrando a tu piso con una caja de pizza y tú esperándolo, eso es lo que vi Elena — asintió con los ojos llorosos.

— Es que solo me dijo que me necesitaba, que necesitaba hablar con alguien, no le pude decir que no.

— ¿Y cada vez que tu ex te diga que te necesita dirás que si? — me puse a reír con sarcasmo.

— Tienes razón, si lo dices así suena fatal.

— Suena como lo que es.

— No, no es asi, yo a Luke lo quiero y mucho, él me hizo bien en momentos difíciles, es un amigo, al cual quiero mucho, pero como amigo, es completamente diferente a los sentimientos que tengo hacia a ti, por eso terminé con él y él sabe eso, él sabe que yo siempre he estado enamorada de ti — asentí relajándome un poco — Por favor hablemos, tengo libre esta noche, mañana entro a trabajar en la mañana, aprovechemos de solucionar esto por favor.

— Está bien, te escucho, qué quieres hablar — me miró completamente rota.

— ¿En serio me lo estás preguntando? — se rio con tristeza poniéndose a llorar — ¿Me estás jugando una broma? — preguntó enojada — Sabes qué, me largo — la agarré del brazo.

— Lo siento, estoy celoso si, estoy enojado, estoy muriendo de los celos, se rompió mi corazón al ver a Luke llegando con una pizza para cenar contigo en tu piso — se relajó, así que la solté — Sé de lo que quieres hablar así que ¿Qué es lo que quieres saber con respecto al tema de tu padre? — botó aire, se quitó el abrigo y lo dejó en el sofá junto con su bolso, se seco unas lágrimas — ¿Quieres algo de beber?

— Necesito un té, estoy muy nerviosa — miré sus manos y están temblando, asentí caminando a la cocina a prepararle un té. Elena me siguió hasta la cocina, al final se sentó en un taburete — Mmm yo — la miré al presionar la opción de té en la máquina, hasta su voz la tiene temblorosa — Yo quiero saber por qué aceptaste la propuesta de papá, de alejarte, y no digas por favor que era lo mejor para mi, no quiero oír esa excusa tan manoseada que cualquier persona podría usar — le entregué su té, le acerqué el edulcorante — ¿Es té Chai? — preguntó sin ni siquiera tocar la taza.

— Las veces que he estado en tu cocina huele a té Chai — sonrió levemente tomando su taza.

— Gracias — asentí apoyándome en la isla de la cocina frente a ella mirándola a los ojos, me quitó la vista mirando la taza de té.

— Fácilmente pude haber sido el villano perfecto en esta historia — me miró a los ojos — Ese hombre que arrasa con todo con tal de quedarse con la mujer que le arrancó el corazón. Raptarte, llevarte lejos de aquí y lejos de todos, tenerte solo para mi, sin que me importara nada más que tú y solo tú — pude sentir que la respiración de Elena se alteró — Para muchos sigo siendo el villano de esta historia, pero era algo que no quería ser, no contigo, yo quería ser un héroe, yo solo quería ser como Hércules — Elena sonrió con tristeza mirándome con ternura — Y para un héroe está la felicidad de los demás, por sobre la de él — asintió entendiéndolo todo — Tú y yo sabemos que desde que regresé pude haberte convencido de que te fueras conmigo, a pesar de que tu padre no nos quería juntos, y tú hubieses dicho que si a ciegas, ¿Para qué? ¿Llevarte conmigo para hacerte infeliz? Te amo tanto Elena, que te amo con todo lo que viene en tu vida, lo que había en tu vida, y lo que vendrá en tu vida. No te quiero para raptarte, llevarte lejos de aquí y tener solo para mi. Te quiero para toda la vida, para formar una familia, y una familia incluye hijos, navidades, cumpleaños, fin de semanas, días, horas, lágrimas y risas, junto a tu padre Elena, no podía solo arrasar con algo así, con algo que puede ser tan lindo si uno hace las cosas bien — comenzaron a caer lágrimas de sus ojos y se las secó con sus dedos — Perdieron a tu madre, tú eres todo lo que él tiene en este mundo, desde los quince años él ha sido todo lo que tienes, tú única familia, jamás me hubiese perdonado que te enojaras con tu padre, por mi — tragué saliva mirando hacia abajo quitándole la vista, dando por finalizada mi explicación — ¿Algo más que quieras saber?

— Si — levanté la vista, su "si" casi no se oyó, esta intentando calmarse, me levantó la mano para que la esperara, bebió un poco de té, suspiro, se secó más lágrimas y se limpió la nariz con servilletas que habían aquí sobre la isla de la cocina — Aún así no te alejaste, me buscabas, hasta ese día en el SoHo, mi padre dijo que lo volviste a intentar y que él te volvió a alejar.

— Le dije a Héctor que solo me acercaría como amigo, no podía estar lejos de ti, pero con el pasar de los días se me estaba haciendo un infierno mirarte y no poder tocarte, me estaban consumiendo los celos con Luke, y tú cada día estabas más hermosa — sonrió de una forma hermosa aún con sus ojos con lágrimas — Y ese día en el SoHo justamente lo volví a intentar, él me narró como se vivió la situación desde su punto de vista, como lo vió él como padre y lo entendí, entendí completamente que ningún padre va a querer para su hija un idiota que le hizo daño, es claro, es válido, es completamente lógico, así que decidí tomar distancia y esta vez ya no sabía que hacer, ni siquiera estaba durmiendo bien porque no sabía qué hacer — dije frustrado despegándome de la isla de la cocina, me llevé una mano a mi cabello, me restregué el rostro.

— Sabes — se detuvo a secar lágrimas con sus manos y a suspirar — Lo que más me dolió de todo esto, es lo que oí esa noche — la quedé mirando triste — Dijiste claramente que si yo no hubiese ido a Los Hamptons tu y yo no estaríamos juntos — se mordió el labio intentando no seguir llorando me acerqué enojado nuevamente apoyándome en la isla de la cocina.

— Y a ti se te olvida que antes de ir a Los Hamptons llegué a tu piso tocando tu puerta — se quedó quieta mirándome, negué con mi cabeza mordiéndome el labio.

— Lo había olvidado, lo siento — me volví a alejar — A veces pienso, que esto no está bien.

— ¿A qué te refieres?

— Que en una relación las cosas deben ser bonitas, no debe costar tanto, que cuando dos personas están destinadas, simplemente se da con facilidad, nosotros desde un inicio lo hemos tenido todo en contra.

— No hemos tenido nada en contra Elena.

— Siii, tu madre, luego nos descubrieron en el hospital, mi padre.

— No nos descubrieron en el hospital, fue Ines — dije enojado y Elena me miró sorprendida — Ines estaba muriéndose de los celos y nos siguió juntos hasta el estacionamiento, para sacarnos fotos juntos y enseñarlas, así lograr echarte a ti del hospital — me miró boquiabierta — No ha sido el destino en contra, solo ha sido gente en contra de lo nuestro, pero que no les ha resultado, solo ha sido eso — nos quedamos en silencio unos largos segundos — Elena eres tú la que siempre se ha llevado la peor parte de esta historia, la que sufrió cuando nos descubrieron, la que renunció a su práctica, a la cual atacó mi madre, a la cual le mintió su padre.

— La que quedó llorando nueve meses porque te marchaste — asentí mirándola mientras caen lágrimas de sus ojos.

— Así que siento que la decisión es tuya, es tu vida, es tu dolor, es tu felicidad, eres tú la que tiene la decisión en sus manos en estos momentos de qué haremos.

— Cada vez que soy feliz contigo, sucede algo que lo arruina todo, soy joven, quiero ser feliz todos los días, no ha momentos, he tenido una vida bastante difícil y triste para estar mal gastando mis lágrimas y tiempo valioso en algo que no lo vale — sentí que me arrancó el corazón con sus manos con lo que acaba de decir.

— Si sientes que yo no te puedo hacer feliz y que no lo valgo — la voz se me quebró para decir la frase, pero le apunté la salida con mi mano.

— ¿Y si esta vez yo te lo pido ¿Si yo te pido que me dejes ser feliz ¿Lo harías? ¿Me dejarías marchar? — intenté controlarme por dentro, tengo una tormenta dentro de mi que está arrasando con todo, pero me hice el fuerte y asentí, eso es lo que ella desea. Una vida sin mi.

No logré hacer feliz a Elena, fracasé en el amor y siento que fracasé en la vida completa, que la vida nunca se trató de lograr mis títulos, mis trabajos, mis negocios, mi fortuna, la vida se trataba de ser feliz con Elena, de encontrar el amor y cuidarlo, y no lo logré.

Elena me miró levantando sus hombros, se giró lentamente y se puso a caminar hacia la salida, agaché la cabeza dejando salir las lágrimas que estaba reteniendo hace varios minutos.

Sentí las puertas del ascensor y sentí ganas de destruirlo todo, porque me volví a sentir como ese niño pequeño de ocho años otra vez.

Mi Maldito TormentoWhere stories live. Discover now