Capítulo 39: Epílogo.

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JACOB




Me desperté cansado, me moví en la cama, y sentí con mi mano el colgante de Elena, ay mujer, me levanté con el colgante en la mano y la puerta se abrió.

— Entrégame el colgante — dijo enojada.

— No — respondí rápido, Elena se acercó enojada a quitármelo — Basta, por qué estás tan enojada, mira el colgante te está diciendo que te quedes conmigo en la cama — la provoqué un poco, pero fue como invocar el demonio. Elena anda sensible, sonreí con maldad porque sé muy bien por qué anda con su temperamento cambiante.

— Sabes muy bien por qué estoy enojada, así que entrégame el colgante Jacob.

— ¿En serio estás celosa? — le pregunté sorprendido — ¿En serio? ¿Qué es esto? ¿Un noviazgo de adolescentes?

— Y no te tomas nada en serio, ¡Nunca!

— Pero es que no te entiendo, anoche te dije que no te pusieras celosa de la nueva accionista.

— Es que no, no, no lo hablamos, lo único que hiciste fue seducirme y caí, caí como siempre aquí — dijo frustrada — ¡Yo vi cuando rozó su pie en toda tu pierna Jacob y no hiciste nada!

— Pero qué iba a hacer, estábamos en plena reunión, Elena por dios, sabes que jamás he ido por ahí acostándome con mujeres, sabes de sobra que nunca caería en ese jueguito, si supieras cuantas mujeres me coquetean durante el día ¿Qué harías? ¿Me dejarías?

— ¿Qué? — preguntó triste — ¿Qué dijiste?

— Lo escuchaste y qué harás, ¿Tu crees que no me doy cuenta cuando otros médicos te coquetean en el hospital? ¿O cuando te coquetean pacientes? Pero me quedo callado, por qué, porque respeto tu trabajo, porque confío en ti, pero tú no estás haciendo lo mismo conmigo — se quedó en silencio — Dime ¿Qué pensabas al seguir discutiendo? ¿Pedirme el divorcio? ¿Marcharte con nuestro hijo a otro lugar? — negó con su cabeza, se sentó en la cama, pero sentí un llanto muy particular, Elena se puso de pie enseguida saliendo de la habitación, boté aire desganado pasándome la mano por la cabeza. Salí caminando despacio hacia la habitación de Hunk, si, Elena le quiso poner el nombre de mi padre. Hunk Van Janssen, ya tiene cuatro años. Me puse de pie en la puerta y los observé a los dos mirando por los ventanales.

— ¿Por qué tenías tanta pena amor? — Hunk se apoyó en su pecho abrazándola mientras hablaba, de aquí no logré entender muy bien, pero dijo algo de una pesadilla, Hunk se giró y me vio.

— Papá — dijo feliz, me acerqué tomándolo en mis brazos.

— ¿Qué pasó bebé?

— Soñé con un extrate — hasta ahí llegó, no puede pronunciar la palabra extraterrestre completa.

— Me iré a duchar — dijo Elena caminando hacia la salida.

— Pero mamaaaa — dijo Hunk con pucheros — Nooo — se restregó los ojos, amor tierno, lo llené de besos.

— Pero bebé, me tengo que duchar, no puedo estar en todo momento aquí.

— Elena eres la mujer de nuestras vidas, no podemos estar sin ti — Hunk asintió a mis palabras.

— ¿Y qué quieren? ¿Qué me duché con ustedes dentro? — levanté mis hombros.

Mi Maldito TormentoWhere stories live. Discover now