⇁ 05 ↼

318 41 164
                                    

「 sɪ sᴏʙʀᴇᴠɪᴠɪᴍᴏs ᴀ ᴇsᴛᴏ 」



Newt se aparta de mi lado bruscamente, al escuchar todo lo que dejamos atrás. Cierro mis ojos dolido, sintiendo culpa por todo lo que hemos causado. Solo quería sincerarme, solo quería explicarle a todo el mundo lo buena persona que había sido Chuck, y al contrario de mis deseos, habíamos causado una revuelta. ¿Qué sucedería con todas esas personas? ¿Les pegarían superficialmente y los dejarían en paz? ¿O a cuántos matarían? ¿Cuántos saldrían vivos de aquella plaza? Al mirar a nuestros compañeros, todos están tensos y asustados por lo que puedo ver en sus caras. Las grandes puertas no nos aíslan mucho del sonido. A Effie le tiemblan las manos y se dirige a nosotros, con una expresión aterrorizada. Quiero sentir vergüenza ante su mirada acusadora, pero el porte regio de Newt me impide hacerlo.

—¿Qué habéis hecho? —Es lo primero que dice, y es mi compañero quién contesta.

—Solo nos hemos sincerado con ellos, ¿acaso hay algún problema de hablar con la verdad por delante? —Teresa pretende acercarse a mí con un rostro furioso, pero la voz de Haymitch nos detiene a todos de cualquier cosa.

—Vosotros dos, conmigo —ordena. Newt y yo le seguimos, y dejamos a los otros atrás.

Los agentes de la paz que están colocados por el Edificio de Justicia no están muy interesados en nuestros movimientos, siempre y cuando permanezcamos dentro. Subimos por una escalera curva de mármol y acabamos en la parte de arriba del segundo piso. Hay un largo pasillo con una alfombra desgastada y unas puertas dobles abiertas que dan paso a la primera sala que nos encontramos. El techo debe de tener, por lo menos, unos ocho metros de altura, con molduras de flores, además de que en cada esquina tiene apostada un farolillo con una luz que brilla tenuemente con tonos naranjas. Después de observar a nuestro alrededor con atención, Haymitch nos hace un gesto para que continuemos.

Confundidos, y dedicándonos una pequeña mirada, nos conduce por otro laberinto de escaleras de caracol y pasillos cada vez más estrechos. A veces en su silencio molesto para forzar algunas de las puertas. Al final llegamos hasta una trampilla y, cuando Haymitch la abre, nos encontramos con la bóveda del edificio. Es un lugar enorme con muebles rotos y antiguos, pilas de libros con polvo encima, y armas oxidadas. Newt y yo no le damos ni una sola mirada a ninguna de ellas. La luz hace todos sus esfuerzos por filtrarse por las pobres cuatro ventanillas que se encuentran en los laterales de la cúpula. Me pregunto cómo es posible que conozca este lugar el hombre joven de cabellos rubios.

Entonces, el mentor de Newt cierra la trampilla con una patada y se vuelve hacia nosotros. Es obvio que está molesto. Su cara lo dice todo.

—¿Tenéis idea de lo que habéis hecho?

Newt mira hacia otro lado, mientras se cruza de brazos. Yo trato de hacer lo mismo, pero la intensa mirada de su mentor me pone de los nervios. Suelto un largo suspiro para comenzar a hablar.

—¿Qué otra cosa podíamos hacer? ¿Callarnos y demostrar que somos iguales a todos los del Capitolio? Vi morir a Chuck, Haymitch, ante mis ojos... Se lo debía, los dos se lo debíamos. —Newt se niega a explicarse y su mentor mueve su pierna, de una forma inquieta.

—Lo único que va a conseguir esto es revolver todavía más las masas... Es sabido que en los últimos días los Distritos no están por decirlo, como antes de vuestros juegos —noto la mirada escurridiza que le dirige a Newt—. Pero después de esto, os aseguro que las cosas se van a complicar mucho más todavía.

—¿Acaso importa? ¡Esto es algo que debía pasar! ¿Tú has visto a toda esa gente, cómo de pronto se han unido para darnos un mensaje en común? ¡Así que es cómo deberían ser las cosas siempre! ¡Esa fuerza que he visto hoy, solo me demuestra de lo que son capaces si le echan más valor! —grita Newt, ante la mirada sorpresiva de Haymitch.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐂𝐎𝐑𝐂𝐇 𝐓𝐑𝐈𝐀𝐋𝐒 𝐈𝐍 𝐅𝐈𝐑𝐄 | Newtmas (𝑨𝒖) ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora