𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐂𝐎𝐑𝐂𝐇 𝐓𝐑𝐈𝐀𝐋𝐒 𝐈𝐍 𝐅𝐈𝐑𝐄 | Newtmas (𝑨𝒖) ²

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「 ᴜɴᴀ ᴛʀᴇᴍᴇɴᴅᴀ ʟᴏᴄᴜʀᴀ 」

Después de la vuelta de Newt, el camino se hizo algo menos tenso. Delante como siempre va nuestro querido líder —que no se considera como tal, por supuesto— y yo voy detrás suyo. No quiero por nada del mundo volver a sentir el vacío de antes, cuando creí que le había pasado algo y que jamás volvería a verle. Observo su espalda encorvada intentando no afectarse demasiado por la ventisca de arena que ha comenzado, y trato se seguirle el paso aunque es mucho más rápido que cualquiera de nosotros. Se dirige hacia el pueblo a toda carrera, pero es obvio que no podrá mantener un ritmo parecido por mucho tiempo porque tiene que esperarnos.

¿Soy un lastre para ti, Newt?, me pregunto en la cabeza, odiando no ser más fuerte. Por lo menos Ethan y los demás están muy capacitados para sobrevivir en estas circunstancias, incluso Teresa, ¿pero yo? En mi distrito lo único que hacía era sentarme ante un ordenador y programar, elaborar planos y maquetaciones. Si me quitas eso, en realidad, soy un bueno para nada que ha sobrevivido por pura suerte. El hecho de haber sido forzado a adaptarme a este estilo de vida, de estar atrapado en los primeros juegos, de pelear contra Penitentes y contra chicos inocentes (en su mayoría) como yo, de ver morir a Chuck, me hace pensar que no pinto nada aquí. Muchas de las noches que pasé antes de que nos metieran aquí, cavilé mucho tiempo sobre ello, y sigo sin entender de dónde saca Newt tanta fuerza de voluntad para seguir adelante.

La ventisca de arena amenaza con recuperar el mismo ritmo de antes de que Newt se separase de nosotros, y veo que se detiene al frente para dirigirnos la palaba. La sofocación y molestia en los ojos, además del fuerte ruido del viento, casi nos hace imposible la misión de escucharle.

—¡Tenemos que apresurar el paso! ¡Sé que es difícil, pero si dejamos que esta ventisca nos retrase, perderemos mucho tiempo! ¡Por eso, seguimos hacia adelante entonces hasta que os diga! ¡¿Alguien se opone?! —Nadie realmente lo hace, porque sabemos que no tenemos otra maldita opción.

Por eso, continuamos hasta que el sol desaparece por el horizonte para brindarnos una noche oscura y fría.

Unas dos o tres horas más tarde de aquella conversación, finalmente Newt se ha detenido y me alegro de que lo haya hecho porque de seguro mi corazón se habría detenido de haber dado un paso más. La ventisca de arena se ha detenido y lo agradezco porque significa que tenemos un problema menos del que preocuparnos. Entonces, dando una vista por detrás de su espalda, me doy cuenta de que todos los demás se han quedado algo atrás y que parecen más unas sombras borrosas.

Mi respiración es agitada y encorvado, me sostengo de las rodillas mientras siento que el calor que emana mi cuerpo me asfixia y, temo sufrir un ataque al corazón. Sin embargo, aunque gotas gordas de sudor resbalan por todas las partes de mi cuerpo y de que seguramente debo tener un aspecto miertero, noto que mi único acompañante me libera de la manta que me cubre de la cabeza, y al momento de hacerlo, siento que un agradable frescor me recorre de pies a cabeza. No tengo idea de si será bueno recibir este cambio temporal así de la nada, pero la sensación es tan satisfactoria que ya no me importa. 

Después, tras cerrar los ojos para conseguir que dejen de temblar, veo que Newt está agazapado debajo de mi, tendiendo una botella de agua. ¿Era la suya? Niego con la cabeza, no queriendo aceptarla, pero me la sigue tendiendo y ante su mirada asertiva, me veo en la obligación de tomar un trago. No bebo mucho, porque no se me olvida que el hecho de que tenemos que ahorrar, y aunque no es suficiente del todo, por ahora servirá.