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「 ʏᴏ ᴛᴀᴍᴘᴏᴄᴏ ᴘᴜᴇᴅᴏ ᴠɪᴠɪʀ sɪɴ ᴛɪ 」





Cuando me doy cuenta de la ocurrencia que se les ha pasado por la cabeza a los Vigilantes de los juegos, casi me dan ganas de saltar sobre una pata.

Pero por suerte y gracias a Thomas, entiendo que estamos sencillamente en un círculo, en alguna especie de bucle que indica que solo va a empeorar las cosas para nosotros mientras nos mantengamos alejados de la Cornucopia. Resulta que la cosa es así: cada hora empieza un horror nuevo, una nueva arma de los Vigilantes, dando fin al anterior.

Ya hemos tenido pruebas de ellos y esas han sido las primeras horas desde que comenzaron los juegos. No tenemos ni idea de lo que sucederá tras la ola de bolas de fuego, pero realmente espero que nos den un poco de margen; porque sé que lo peor nos espera dentro de la Cornucopia y no creo que quieran acabar con todos de golpe antes de ver lo realmente divertido.

Y echando cuentas con los dedos, es probable que nos quede solo otro horror antes de que los demás se despierten y finalmente acortemos la distancia hasta el final.

—¿Y eso qué estás despierto? —pregunto a un Thomas que se acerca restregándose un ojo y solo puedo pensar por breves segundos lo adorable que se ve.

—Me resultaba imposible dormir con esos ruidos. —Ah, pero parece ser el único, porque los demás duermen como troncos.

De todas maneras, nada más unirse a nuestro corro, Vincent no tarda en colocar las manos como jarras en sus caderas y me pregunta qué a que me refería con lo del reloj y el tic tac.

Es Thomas quién responde.

—Estamos en una especie de reloj, de eso se trata esta arena o estos juegos. A cada hora, sucede una fuerza mortífera distinta en cada sección.  

Yo completo su idea.

—¿Recordáis que empezó la niebla a eso de la medianoche? —Los dos asienten sin pensarlo mucho—. Pues ahí es donde empiezan, a medianoche. Una y media.

—Y a las dos ahí empezó la bolas de fuego —responde Thomas, señalando a la jungla. Es un bucle que no deja de repetirse hasta que lleguemos a la Cornucopia, seguramente solo para adelantar las cosas.

—¿No tendríamos que irnos ya entonces? —pregunta Minho un tanto nervioso y con la idea de ir a por sus cosas. No deja de demostrarlo pasando su lengua por sus labios inferiores una y otra vez.

Sin embargo, lo tranquilizo de inmediato.

—No. Hace nada ha oscurecido, así que a lo mucho deben ser las diez de la noche, aunque esté tan oscuro, recordad que esto lo hacen para aumentar las tensiones. —Sus hombros se relajan de inmediato y continuo—: Pero contando tiempo, podremos descansar un poco más antes de proseguir el camino para alejarnos de esta sección.

—Newt, tiene razón. Con caminar un poco más lejos, evitaremos el bucle mientras tanto, al menos hasta que se haga de día y podamos ver mejor. —Minho se rasca la cabeza, un poco confuso, pero no tarda en asentir decidido.

Después me palmea uno de los hombros, mandándome a dormir, pero lo detengo de inmediato.

—Ya que estamos, deja que tomemos el relevo —digo, con la esperanza de pasar un poco de tiempo a solas con Thomas.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐂𝐎𝐑𝐂𝐇 𝐓𝐑𝐈𝐀𝐋𝐒 𝐈𝐍 𝐅𝐈𝐑𝐄 | Newtmas (𝑨𝒖) ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora