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「 ϙᴜɪᴇɴᴇs sᴏᴍᴏs ɴᴏsᴏᴛʀᴏs 」




Cuando la noche cae y la luz del sol se esconde, las sombras de la oscuridad parecen tomar forma a nuestro alrededor y las palabras de Winston invaden mi mente, me atormentan y hacen caos en ella.

Los pasos se me vuelven pesados, el aire parece detenerse y siento que a mis pulmones les cuesta respirar. El peso sobre mis hombros es cada vez mayor. Las pocas lágrimas que he soltado se esfumaron hace horas y finalmente, echando la cabeza hacia atrás, me doy cuenta de que hemos llegado lejos. Más lejos de lo que nos proponíamos en un principio.

Observo a todo mi equipo, que caminan cabizbajos, apenados, desolados. Toda esa mezcla de infinitas emociones se reflejan en sus rostros y me siento terriblemente culpable; pienso en que si las malditas puertas se hubiesen cerrado más deprisa, las cosas habrían sido muy diferentes.

Winston estaría vivo, y aunque estuviéramos perdidos en esta arena maldita y eterna, al menos estaríamos todos juntos. Sin embargo, sin ánimos realmente de dejar caer a mis amigos por la desesperación y desolación, doy la opción de descansar y agradezco que todos me hagan caso.

Claro que, no me esperaba que del grupo de Minho, ellos pidieran la aceptación de mi mejor amigo. Sólo cuando asiente algo desganado, es que hacen caso a mi petición.

Se me olvida que probablemente la mayor parte del tiempo en los juegos, Minho se había convertido en su líder y que no pensaban hacerme caso a mí, al menos por el momento, solo por disponer de mi propio equipo.

Aprovechando entonces que el resto parece ensimismado en revisarse las suelas de los zapatos, en comprobar que no les sangran las plantas de los pies, o simplemente secándose el sudor de sus frentes, me devuelvo sobre mis pasos para comprobar que no hay moros en la costa. Que no nos sigue nadie, y que estamos a salvo.

Aunque eso era decir mucho en nuestras circunstancias actuales.

Pero ahí fuera, plantado enfrente de un montón de arena y de completa soledad, siento que mis hombros tiemblan. Me siento más perdido que nunca, y no sé qué demonios hacer.

¿Lizzy también estaba en los juegos? ¿Estaría ya muerta, qué habría pasado con ella? De solo pensar en lo dicho por Minho días atrás, mi corazón se estremecía con fuerza. Ella lo era todo para mí, incluso antes que mis padres. Mi deber era protegerla y si de verdad, por algún caso, la había perdido en estos juegos... Bueno, no me lo perdonaría nunca.

«Cuida de mamá», me invade de pronto la voz melódica de mi hermana. Eso me lo dijo una vez antes de los juegos, cuándo éramos más pequeños. Habíamos pasado una mala época, incluso con la ayuda de Minho resultaba difícil conseguir un pan para compartir entre los cuatro.., Mi hermana quiso hacer una locura. Me dijo eso cuándo planeaba venderse a los agentes de la paz y desparecer de nuestras vidas, según ella, para darnos una salida.

Obviamente yo no se lo permití. Le dejé en claro que si la perdíamos, no habría ninguna razón más en casa para sobrevivir un día más y, aunque algo me dijo que no se lo creía, no volvió a soltar nada parecido nunca más. Por suerte, días más tarde los del Capitolio mandaron ayudas a nuestro Distrito, con la excusa de que necesitaban a hombres y mujeres fuertes para recolectar más carbón y demás metalurgias de las minas.

Más que nada porque la gente de mi Distrito se moría en los lugares más oscuros y profundos de las minas y perdían gente por ello, así que suelo pensar que en realidad tuvieron algo de compasión. Aunque suene increíble hasta de solo imaginárselo.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐂𝐎𝐑𝐂𝐇 𝐓𝐑𝐈𝐀𝐋𝐒 𝐈𝐍 𝐅𝐈𝐑𝐄 | Newtmas (𝑨𝒖) ²Where stories live. Discover now