⇁ 43 ↼

120 26 17
                                    



「 ʏ ᴇsᴇ ɴᴏ ᴠᴏʏ ᴀ sᴇʀ ʏᴏ 」





Un escozor comienza a repartirse por mi brazo derecho, como si pequeñas puñaladas diminutas y abrasadoras me estrujasen los dedos. Minho cae a mi lado seguido de Luna, que no deja de gimotear revoloteando a mi alrededor.

—Newt, ¡¿estás bien?! Joder, ¡¿qué es esa cosa?! —Agradezco su ayuda al levantarme, pero nada más estoy incorporado me suelto de su agarre.

—¡Es niebla venenosa!

—Joder... —La noticia le cae peor de lo que pensaba.

Sus ojos brillan con un tono de peligro, y echándose un poco hacia atrás, no deja de observar la niebla como si se tratase de algún tipo de enemigo invencible, lo cual es cierto. Sin embargo, no espero a que le entre el pánico y perder así más tiempo.

Junto los dedos de mi mano no herida sobre mis labios y doy un corto y preciso silbido. La niebla todavía permanece lejos de nosotros, pero no pienso quedarme más tiempo.

Nada más hacerlo, empezamos a correr de vuelta hacia nuestro campamento improvisado y unos pocos segundos después, aparece Alec agitando sus alas de ébano. Nuestros ojos se cruzan y aunque se muestra algo emocionado de ver a Luna, ya que han sido compañeros desde el principio de los juegos, me presta atención de inmediato.

—¡Avisa a los demás, que corran!

Y aunque Minho me toma por un estúpido por confiar en el pájaro muto y que demuestra con su forma de negar con la cabeza, como dándome por perdido, Alec de inmediato se aleja de nosotros dando ese graznido de alerta para los demás. 

Minho y Luna corren a mi lado, y aunque me siento aliviado de tenerlos conmigo, el escozor de mi mano va a peor.

—¿Crees que nos van a dejar atrás?

Obviamente no parece preocupado de que los demás no puedan cuidarse solos, pero es arriesgado. Porque separarnos significaría no poder protegerlos.

Luna comienza a lamer mi mano y aunque siento algo de consuelo en la herida, procuro seguir corriendo sin dejar caer el arco, las flechas, y la daga de Minho en mi cintura que ahora es mía.

Al llegar al hueco de antes, me asusta que había más niebla a nuestros alrededores y que allí, en el círculo del campamento, solo se han quedado Thomas y Teresa, sorprendentemente.

Pero cuando veo que por los alrededores nos amenaza la niebla, no lo pienso dos veces.

—¿A qué estáis esperando? ¡Vamos, corred! —Teresa se ajusta la mochila al igual que Thomas que parece bastante pesada y sin esperarlo comenzamos a correr.

Mientras avanzamos por aquella jungla, siguen resonando los graznidos de Alec por todas partes y eso me ayuda a saber que está consiguiendo librarse de la niebla, y que procura guiar a todos; aparte de eso es Teresa que me informa que los demás decidieron dividirse en grupos, porque conociendo al Capitolio estar todos juntos solo nos traería problemas.

Y no puedo estar más de acuerdo.

No me centro demasiado en el hecho de saber en dónde están los demás, porque ahora debo confiar en que pueden cuidarse solos y solo debo proteger a mi propio grupo.

Thomas no deja entonces de dar miradas a esa agresiva niebla que se nos quiere llevar a rastras con él, y me obligo empujarlo por la jungla agarrándolo de un brazo. Minho va al frente, y Teresa corre a su lado mientras ajusta su mochila a prisas. Yo miro entonces el sinsajo que baila en mi camisa y recuerdo de golpe al ver cómo Thomas se acomoda mejor su propia mochila pesada, que por culpa de un descuido me he dejado tirada mi mochila en la tierra húmeda. Ahora por mi culpa hemos perdido reservas de comida y las tres botellas que permanecían en su interior.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐂𝐎𝐑𝐂𝐇 𝐓𝐑𝐈𝐀𝐋𝐒 𝐈𝐍 𝐅𝐈𝐑𝐄 | Newtmas (𝑨𝒖) ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora