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「 ʟᴀ ᴠɪsɪᴏ́ɴ ᴛᴏʀᴍᴇɴᴛᴏsᴀ 」



Thomas mantiene su mirada en el horizonte, y la siento perdida y llena de una nostalgia que, por un extraño momento, quiero hacerla desaparecer. Sostengo uno de sus hombros con suavidad y parezco regresarlo a la realidad. Conectamos nuestros mirares, y los suyos brillan de una forma que me encandilan y me dejan ver la bondad y el miedo en ellos. Al principio no habla, tampoco le presiono para hacerlo. Me mantengo paciente, fijándome en la manera en la que muerde sus labios. Justo cuando la luna del cielo brilla en todo lo alto, es cuándo suspira aliviado.

—Voy a ver a mi madre, no puedo creerlo. —Su tono es bajo, y aún así, distingo la alegría en él.

Por eso mismo, una sonrisa me nace de igual manera y me doy cuenta de la necesidad que tiene encima de compartir su alegría. De ahí a que cuándo abro los brazos —dejando la daga en la cama, por supuesto—, este salta de inmediato a ellos. Siento su efusividad ya que es muy palpable, y abrazo su espalda, deseando borrar cualquier rastro de tristeza en nosotros. Por un momento, todo parece esfumarse; el dolor, el rencor, la injusticia y..., Disfruto a su lado.

Cuando me parece que ya es suficiente, nos separamos pero la sonrisa se mantiene en su alegre y vivaz rostro. Sin embargo, me fijo en la manera en la que he manchado su camisa con la sangre de mis manos, y aparto la vista, sintiendo que la culpa me envuelve y regresa con más fuerza. Aun así, le felicito porque lo merece.

—Y no tienes ni idea de lo mucho que me alegro por ti, Tommy. — Me da la sensación de que aun quiere decirme algo más, pero esta vez soy yo el que le interrumpo—. Voy a darme una ducha, ¿vale? No quiero seguir con estas pintas y, creo que me sentiría algo más cómodo con otra cosa.

Me mira de arriba a abajo, y recuperando el usual rubor de sus mejillas, me da la razón mientras se mira a si mismo. Entiendo lo que quiere decir con ella, y no tardo en señalarle amistosamente el armario tecnológico de la entrada. Este mira en su dirección, mientras me escucha con atención.

—Sabes qué puedes escoger lo que necesites, ¿verdad? Puedes cambiarte mientras estoy fuera, Tommy. —Sin esperar a su contestación, agarrando la daga con la mano izquierda, me dirijo al cuarto de baño después de haber cogido mis mudas para dormir.

Cuando la puerta se cierra tras de mí, veo todo impoluto, limpio y como nuevo. Aquello solo consigue que la bilis me suba por la garganta, y sienta que lo voy a devolver todo. La visión tormentosa del cuerpo de Alby, en el suelo y desangrándose aun aparenta ser muy viva, y por ello me acerco al lavamanos con el propósito de mojarme la cara. Lanzo la daga a su interior y mientras, con el rostro mojado, comienzo a restregarla con agua fría. Raspo y raspo hasta que me duelen las manos, y cuando ya la encuentro en perfecto estado, mis ojos se dirigen al espejo cristalino que se encuentra delante de mí, y me doy cuenta de que estoy llorando.

No sé en qué momento he empezado ni por qué no puedo detenerme, pero al final me rindo y dejo que caigan hasta que decido volver a lavarme el rostro. Mis ojos están llorosos, me pesa el pecho y el nudo en mi garganta parece crecer por momentos. Me acaricio la cicatriz de la mejilla causada por Gally, y me fijo en qué la herida de mi frente ya casi es un rastro olvidado, como si el golpe del guardia del día anterior nunca hubiese ocurrido. Con las manos empapadas, me desecho de la ropa ensangrentada, y me meto en la ducha para dejar caer el agua helada presionando un botón azulado. Cuándo esta se riega sobre mí, se lleva todos mis pesares y es agradable. Me da el respiro que tanto he pedido, y entonces, finalmente puedo pensar con más tranquilidad.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐂𝐎𝐑𝐂𝐇 𝐓𝐑𝐈𝐀𝐋𝐒 𝐈𝐍 𝐅𝐈𝐑𝐄 | Newtmas (𝑨𝒖) ²Where stories live. Discover now