𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐂𝐎𝐑𝐂𝐇 𝐓𝐑𝐈𝐀𝐋𝐒 𝐈𝐍 𝐅𝐈𝐑𝐄 | Newtmas (𝑨𝒖) ²

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「 ɴᴇxᴏ ʟɪ́ᴅᴇʀ 」

Mi sueño había estado plagado de tormentos por todos los tributos a los que les había quitado la vida en los primeros juegos, y aunque fue bastante desagradable verlos repetidas veces, lo que acabó por despertarme fue el sol naciente que calentaba la tierra cada vez más. Se hacía imposible ignorarlo. Por ello, termino por incorporarme del suelo duro y ardiente con un sudor bastante notorio que baja por mi cuello y que también surca mi frente.

Mis ojos se abren con pesadez porque la falta de sueño me acomete; sin embargo, recuerdo que antes de acostarme la última vigía (tras Thomas) sería la de Heather, y me doy cuenta con rapidez de que se ha quedado dormida sobre su mochila. Aquello me hace pensar en que tenemos que tomarnos más descansos y en que, al final de cuentas, no puedo sobreexplotarlos.

Los demás de la misma forma también duermen plácidamente y mientras me limpio el sudor naciente, siento que una enorme presión se apodera de mi pecho. Me pregunto si podremos llegar a salvo a nuestro destino final sin ningún tipo de repercusión, y varios segundos después, sé que aquello sería pedir misericordia a unas personas que no sienten compasión por peones como nosotros. No es posible tener tanta suerte esta vez.

Aunque el sudor me empapa toda la ropa, me pongo en disposición de revisar mis reservas comestibles y ver si puedo aguantar un poco más sin necesitar de ellas. Por suerte, todo aparenta permanecer en buen estado y dedicándole una vista a la botella de agua, me dedico solo a volver a cerrar la mochila lamiendo mis labios. Puedo aguantar un poco más, me aseguro.

No tardo entonces en levantar poco a poco a los demás. Pronto todos desayunan algo ligero y cuando Brenda me pregunta si yo no voy a comer algo, con una sonrisa confiable, le digo que ya lo he hecho. Sólo se dedica a brindarme una larga y tensa mirada. Heather me dice que tengo que hacerlo junto a ellos la próxima vez. Yo aseguro que será así, y más tarde, el resto de tributos guardan los restos de los alimentos en sus mochilas y envuelven sus cabezas con las sábanas cuándo el calor aumenta. Copio sus acciones y después realizamos nuestros preparativos del nuevo viaje en medio de un ambiente silencioso y algo sombrío.

Después de la visita con Selene, más me doy cuenta de que tenemos muchas más razones para preocuparnos. Estos juegos no son los mismos de siempre y según la no-avox, quieren asegurarse por completo de que esta vez no regrese vivo a mi antiguo hogar. Además, estaba el hecho de que mi mejor amigo también andaba jugando esta partida mortal y que Luna, el querido regalo de mi padre, había desaparecido por completo. Ese tipo de cosas me ponían de los nervios. Así que, por alguna razón, observo aquello que sé que me va a regresar los pies en la tierra: Thomas, quién está unos pasos por detrás.

Está acariciando el bello plumaje oscuro de Alec, aquel que brilla tenuemente, y mientras este grazna alegre, una sonrisa se escapa de mis labios. Incluso en las peores situaciones, este chico encuentra la manera de hacerme sentir mejor y de lograr que mi mente se dé un pequeño descanso. Algo que necesito desde hace mucho tiempo, porque incluso en mi antiguo distrito, siempre el hecho de sobrevivir era una regla de todos los días. No existían descansos.

¿Cuándo llegaría el día en que finalmente seriamos libres? ¿Cuándo podrían disfrutar de observar sus alrededores sin encontrarse con situaciones degradantes en los que los vigilantes estuviesen vapuleando a alguien sólo por disfrute de poder? ¿Cuándo podrían dejar atrás el subyugo del Capitolio y de tener miedo?

Cuanto más me lo preguntaba, más hacía que aquel deseo de mi interior, aquel que quería liberarlos a todos creciese con más fuerza. Eran los sueños y esperanzas de todos aquellos que conocía, de los distintos distritos que le apoyaban, de la gente que confiaba en la toma de sus decisiones, lo que me mantenían en pie. Siento una ráfaga de optimismo recorrerme todo el cuerpo.