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「 ᴜɴᴀs ᴄᴜᴀɴᴛᴀs ʟᴀ́ɢʀɪᴍᴀs 」




Después de hacernos a la desagradable idea de que tenemos que volver a jugar y apostar por nuestras vidas, bajamos la colina en fila. Nuestros pies se arrastran por toda esa arena profunda y cuándo se termina, al igual que habíamos visto desde arriba, el bosque surge de repente.

Es cierto que algunos de mis amigos continúan bastante afectados ante la idea de volver a encontrarnos en las manos del Capitolio, pero antes les he recordado que tenemos que centrarnos porque sólo disponemos de tres días para llegar a la Cornucopia, que no hay tiempo para las lágrimas. La mayor parte de ellos han estado de acuerdo conmigo casi al instante; las únicas que realmente han puesto un poco de problema han sido Rose y Madi.

Son las que más detestan los juegos y saber que volvemos a estar en ellos —nunca salimos realmente— simplemente les causa un terror inmenso. Pero no se han detenido en ningún momento, así que no suponen un posible retraso. Saben lo que está en juego.

«Tienes que ganar, a cómo dé lugar. No les falles, no dudes de ti, Newt. Puedes hacerlo, puedes sacarlos a todos de este maldito lugar», las palabras de Winston vuelven a rondar por mi cabeza y mientras ajusto la chaqueta sobre mis hombros, no dejo de repetirme que tengo que cumplir con su última voluntad.

Por mucho que cueste. Por mucho que duela.

—Esto es cómo antes, chicos, no es un bosque. Es la misma jungla. —Eso lo dice una Rose, que camina a mi lado y mantiene la vista perdida en todo lo que nos rodea.

La palabra resulta bastante extraña en los labios de la chica, pero no es del todo "no conocida", ya que estoy realmente seguro de haberla oído en otros Juegos del Hambre. De todas maneras, como todos los demás, también me pongo a conocer mi alrededor.

Se diferencia mucho del bosque de mis primeros juegos, eso sin duda.

Los árboles son más lisos y tienen pocas ramas, pero no evitan del todo que alguien como Minho —bastante experto en el tema— se balancee por ellas para observar lo que sea que se pueda ver desde lo más alto. La tierra de nuestros pies es muy negra y esponjosa, a menudo oculta por enredaderas con flores vistosas y de distintos colores. Hacen la vista un poco más pintoresca, si es eso posible en un lugar como este.

El tiempo es completamente diferente al terreno anterior. Es cálido, pero sin llegar a lo abrasador, y bastante húmedo. Esto me hace pensar mucho en nuestras reservas de agua y en lo poco que nos pueden durar en los últimos tres días; aunque tampoco es como que vaya a dejar que los demás beban de ellas como posesos.

En total tenemos diez botellas. Antes de seguir avanzando por el lugar, decidí repartir estas con Isabelle, una de las chicas que más seguridad me producen. En total yo llevo las primeras cinco, y ella las otras cinco restantes; con eso por ahora sé que las tengo en buen resguardo.

El sudor comienza a bajar por nuestras frentes a medida que más avanzamos y dejamos el frío helado del desierto mucho más atrás.

Ahora lidero la marcha en compañía de Rose, quién sigue absorta en la jungla que nos atrapa más y más consigo. Yo me abro paso entre la densa vegetación con un largo cuchillo dado gustosamente por Minho; él y Jace son quienes tienen más armas en sus mochilas.

Sin embargo, entre la cuesta empinada de antes y el calor, inevitablemente, no tardamos mucho en quedarnos sin aliento. Sin embargo, seguimos subiendo rápidamente durante todavía un tramo de kilómetro más, hasta que Rose pide un descanso.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐂𝐎𝐑𝐂𝐇 𝐓𝐑𝐈𝐀𝐋𝐒 𝐈𝐍 𝐅𝐈𝐑𝐄 | Newtmas (𝑨𝒖) ²Where stories live. Discover now