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「 ᴘʀᴏғᴜɴᴅᴀ ɴɪᴇʙʟᴀ 」





No sé de donde saco las fuerzas, pero logro ajustar el brazo de Thomas por mis hombros, mientras paso mi mano izquierda por su cintura. En esos momentos detesto que permanezca con su mochila tras su espalda, pero no tengo las fuerzas para quitársela de encima.

Observo su rostro medio ido y con un paso más cerca del otro lado, y no puedo evitar recordar que esta escena es muy parecida al día de los rayos en dónde uno casi lo mata.

—Vamos, Tommy. —Pido a los altos cielos aguantar, al menos, hasta ponerlo a él a salvo.

Y aunque sí, sorpresivamente consigo mantenernos en pie con Luna revoloteando alrededor, no consigo dar más de dos pasos hasta que mi maldita pierna izquierda cede de nuevo. No caemos esta vez, simplemente una de mis piernas se apoya sobre la hierba mientras la otra se niega a dejarnos morir. Y estoy seguro de que nunca me había dolido tanto como hasta ahora.

Mi cuello me duele al dar la vista hacia atrás por la rapidez en cómo lo hago, pero desaparece por el terror que me produce ver que esa niebla está mucho más cerca que antes. Está casi sobre nosotros. Aquello hace que dedique una vista inmediata hacia mi mano derecha, abultada y con un aspecto asqueroso... y sé que no quiero acabar así. Cierro los ojos unos segundos, pensando brevemente en los demás, en sí seguirán con vida..., pero la idea de haberlos perdido a todos me deprime todavía más, así que dejo de hacerlo al momento.

Y allí, justo cuándo todas mis memorias pasan por mi mente, como cuando dicen que suele suceder antes de morir, escucho una voz llamándome. Al principio pienso en qué es pura imaginación de mi cabeza, solo para darme un pequeño hilo de esperanza, pero no. Es real.

Al volver la cabeza hacia uno de los laterales, envuelto en un barullo de grave maleza, encuentro que se acercan a toda prisa un grupito que reconozco bastante bien.

A la cabeza aparece un Ethan cargando en su espalda a una moribunda Isabelle, su brazalete serpiente cuelga de uno de sus brazos y su pierna izquierda está completamente llena de ampollas, algunas sueltan sangre y es demasiado doloroso para mirarla. Incluso su forma torcida me indica que todo anda mal por ella. Por detrás vienen corriendo como pueden Rose, y en sus brazos descansa la pequeña Madi, también repleta hasta los ojos de esas ampollas. Suelta pequeños gemidos dolorosos, y sé que ahora mismo todos están sufriendo en silencio.

También están sudando a mares, como yo, aunque quizás sus rostros están más rojizos de lo que recordaba y supongo que todo es culpa del esfuerzo, del maldito esfuerzo por sobrevivir. Ethan es el primero en llegar hasta mí, como es natural. Se agacha al frente, dejando a una Isabelle en el suelo con suaves movimientos. Ella se queja en bajo, pero hace lo que puede para no ponernos a todos más nerviosos.

Ethan pone toda su atención en Thomas, y la mueca que cubre sus labios no es ni la mitad del horror que parece. Yo presto más atención al aspecto de mi amiga tatuado y descubro que su cuello está lleno de esas miles de ampollas. Está también herido, pero sin pensarlo demasiado las palabras se me escapan, desesperado por salvar a Tommy.

—No puedo hacerlo, no puedo llevarle solo. ¿Sería mucho pedir que los llevases a los dos?

Rose llega por detrás, rengueando un poco, pero su expresión lo dice todo. Y aunque Ethan solo se dedica a fruncir los labios, impotente y pensando en otra manera de hacerlo, sé que su respuesta es un «no» rotundo. No puede llevarlos a los dos, y como Rose está ocupada con Madi, es imposible que pueda ayudarnos.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐂𝐎𝐑𝐂𝐇 𝐓𝐑𝐈𝐀𝐋𝐒 𝐈𝐍 𝐅𝐈𝐑𝐄 | Newtmas (𝑨𝒖) ²Where stories live. Discover now