Capítulo 4

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Toco la manita pequeñita de Hisui quien hace un sonidito que me tiene riendo como pocas veces sucede, pero es inevitable ante el adorable niño

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Toco la manita pequeñita de Hisui quien hace un sonidito que me tiene riendo como pocas veces sucede, pero es inevitable ante el adorable niño. Daiki parece sorprendido de que sea tan pequeño que lo observa con miedo y algo de fascinación. Él no se ha atrevido a tocarlo supongo que tiene miedo. Lo cual me parece algo tierno en él.

—Bonito—dice luego de un rato en silencio y yo asiento.

—Es muy bonito—concuerdo y el niño en mis piernas sonríe mostrándome sus dientes y toma la manito de Hisui con cuidado. Sango está en su habitación con Miroku y Kikyo quien llegó de visitas, al igual que yo y aquí estoy; rodeada de niños preciosos.

Daiki y todo su aroma de bebé me tiene sonriendo, porque él parece intimidado y fascinado al mismo tiempo con la pequeña criatura que mantiene sus ojos en nosotros. Siento ganas de cargarlo y llenarlo de besos, pero me controlo porque ya lo tuve en brazos y Sango no quiere acostumbrarlo a eso.

Por un momento quisiera que Inuyasha estuviese aquí para compartir conmigo este momento. Hace dos semanas que los médicos dijeron que todo estaba bien, hace dos semanas que cada día esperamos a que mi esposo despierte, pero nada sucede. Los médicos no saben la causa de esto y eso solo me hace preocuparme cada día un poco más.

Izayoi y yo nos turnamos para dormir con él, porque, aunque quisiera que solo yo lo cuidara, lo cierto es que además de mí, tiene familia. Así que como anoche le tocaba a Izayoi, hoy vine a ver a Miroku, la semana pasada le dieron de alta y ahora los tres están en su hogar.

La madre de Sango se está quedando aquí para ayudarla ya que con Miroku aun convaleciente y el bebé apenas con dos semanas de nacido, mi amiga tiene demasiado. Yo vengo tanto como puedo porque amo a ese bebé de ojos del mismo color que su padre, un bebé que parece sonreírnos a Daiki y a mi desde su lugar.

De Abi solo he recibido silencio y cada vez que trato de sentirme mal por lo que le hice, el sentimiento de culpa no llega. Es como si todo en mi aclamara que ella se merecía eso y no sé qué tan jodido sea eso. Abi ha despertado una parte de mí que no creí posible, pero que ahora está ahí. Una que está dispuesta a arrancarle la piel con tal de tener la seguridad de que los míos están a salvo.

Cada vez que pienso en cómo me perdí en la ira me estremezco. No me sentí yo misma, había tanto odio y resentimiento en mí, estoy segura de que, si no hubiesen intervenido, yo habría matado a Abi sin importarme las consecuencias, creo que hasta con el enojo que llevaba, la misma Naomi habría terminado mal, muy mal.

—Me gusta tía, es bonito—beso la mejilla de Daiki aspirando el olor a bebé del lugar. Llevamos varios minutos observando a Hisui, supongo que eso me hace sentir más tranquila.

Travieso AmorWhere stories live. Discover now