Abi venció, o al menos de esa manera lo sintieron todos cuando vieron a Kagome bañada en sangre mientras esperaba noticias. Abi apuntó a su punto de quiebre, Abi jugó bien sus cartas, pero nada de eso le bastará porque Kagome ya no le importa tener...
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Inuyasha
Sesshomaru abre la puerta de su apartamento de mala gana, pero frunce el ceño en cuento me ve. Parece que hablará, pero simplemente me adentro aun con el enojo en cada partícula de mi cuerpo latente. Estoy molesto, furioso por lo que Kagome hace sin pensar en las malditas consecuencias.
Sesshomaru intuye lo que ocurre, porque ni siquiera pregunta antes de ir por una cerveza y tendérmela. Le doy un trago largo sintiendo la molestia tan presente que las ganas de gritarle a Kagome me carcomen, por no pensar bien las cosas, por callárselas. La misma situación que en el pasado nos alejó, las mentiras por mi parte, los silencios y los planes. Temo con todo mi corazón que algo así pueda ocurrir de nuevo, que nos perdamos como en el pasado. Por esa razón no quiero más secretos, más mentiras.
Se supone que somos un maldito equipo, pero otra vez lo hace. Paso una mano por mi cabello, porque, aunque sé que lo mejor fue alejarme ahora que tengo el enojo tan presente, tampoco quiero hacerla sentir mal. Maldición, aun cuando estoy furioso con ella, no me gusta la sensación de que esté triste por mi culpa, o la manera en cómo me miró al yo irme, no quiero esa mirada en ella.
—Discutiste con ella, ¿cierto?—pregunta Sesshomaru con suma tranquilidad.
—Odio cuando hace estas cosas—susurro dándole otro trago a la cerveza—a veces siento que ella no piensa realmente en las consecuencias. Sé que no le teme a Abi, y está bien, pero a veces olvida que ella no es la única que teme perder a alguien en este maldito juego. Todos tenemos a personas que queremos proteger, y ella encabeza la lista de las personas que son mi maldita prioridad y parece que eso se le olvida cada vez más rápido—susurro despacio.
Levanto la mirada cuando escucho pasos y veo a Rin caminar en una bata y pareciendo adormilada. Mis ojos van a su vientre, aun con ganas de verla cuando se abulte. Ella al verme me regala una sonrisa y se acerca hasta mi lado, de inmediato es otra que intuye mi molestia por lo que toma asiento a mi lado y comienza a juguetear con mi cabello, una costumbre que ha comenzado a tomar.
—Tal vez a ella no se le haga tan fácil soltar las cosas, ha estado trabajado sola mucho tiempo—es lo único que me dice mi cuñada.
—¿Tú cómo estás?—le cuestiono con preocupación. Sé que Naraku y Kikyo llegaron bien a casa, al menos Kuro me puso al tanto haciéndome saber que es otro que está molesto con su hija y con el maldito de su tío.
—Me tomó por sorpresa, pero estoy bien. Ni siquiera Kagome sabía que esto ocurriría, solo fue una suposición, por lo que creo que deberías darle un poco de crédito y no enojarte tanto con ella—habla con calma Rin, no menciono nada más.
—¿Puedo dormir aquí?—Sesshomaru enarca una ceja.
—¿No irás a verla?—niego con tranquilidad, aun no estoy lo suficientemente calmado para hablar con ella.
