Extra 1

395 59 5
                                    

Mirando la enorme mansión Inu No se preguntó si quizás no estaba muy sencillo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mirando la enorme mansión Inu No se preguntó si quizás no estaba muy sencillo. Miró el traje que su compañero de habitación le había prestado y apretó los labios cuando hombres en trajes que desde lejos se veían costosos pasaron por su lado, las mujeres vistiendo las mejores joyas y los mejores vestidos. Su traje era modesto y quizás sí, estaba un poco viejo, pero eso era lo único que le importaba, al menos tenía con qué vestirse en ese momento.

Pero él sabía que, si quería convencer a los socios que buscaba para comenzar su proyecto, debía al menos estar a la altura de lo que ellos pedirían. Suspirando decidió que era el momento.

Caminó hasta ingresar en el gran salón que tenía más lujos de lo que había visto en su vida. Tragó pesado y tomo una de las copas que uno de los camareros llevaba, le dio un trago ordenándose serenarse y tomarse las cosas con calma, así que plantó una sonrisa segura y el porte que adquirió fue el de alguien de negocios. Todos los consejos que sus maestros le habían dado debía ponernos en práctica en ese momento, además, muchos de ellos fueron los que lograron que él fuese invitado a ese evento de la alta sociedad, debía aprovecharla.

Se acercó a la primera persona que encontró y comenzó su tatica, Inu No había hecho una lista de sus posibles socios, todos estaban en aquella fiesta, así que su primer posible candidato lo escuchaba atento, su idea era buena, pero cuando hablaba del precio, la cara le cambiaba y lo despachó.

Ese fue el primer rechazo que obtuvo esa noche.

Así que fue al siguiente, y al siguiente, y al siguiente... todos y cada uno de ellos lo rechazaron, algunos sin siquiera escuchar la idea que tenía. La decepción y la sensación de no sentirse para nada orgulloso de él lo arropó. Salió a los balcones desiertos sentándose en el primer lugar que encontró. Suspiró con molestia y estaba por comenzar a maldecir en voz alta cuando una voz se escuchó quejosa. Levantó la mirada hacia los jardines a pocos metros, entonces la vio.

La mujer más hermosa que había visto en toda su vida.

La respiración del hombre se detuvo, observando la hermosa mujer cuyo cabello era tan oscuro como las noches más misteriosas, una tez tan pálida que hacia resaltar aún más su cabello totalmente liso. Un vestido azul era adornado por unas curvas de infarto, unos labios llenos y rojos.

Era realmente hermosa.

Hermosa y cabreada.

Inu No salió de su estado de idiotez cuando la mujer levantó su mano, con el puño cerrado y en un golpe limpió le rompió la nariz al sujeto frente a ella. El golpe hizo sobresaltar a Inu No quien soltó una maldición en voz alta haciendo que los ojos de la mujer fueran a ese lugar. Se quedó paralizado cuando esos ojos azules se enfocaron en él. Ella murmuró algo bajo y comenzó a caminar.

—¡Maldita arpía!—gritó el hombre al que había golpeado—le diré a mi padre lo que hiciste, loca—y como el hombre más honorable salió huyendo del lugar.

Izayoi solo lo ignoró caminando hacia el testigo que había sobre lo ocurrido. Si su padre llegaba a enterarse de que le había roto la nariz a su posible futuro esposo, no le perdonaría jamás. Hizo una mueca porque sabía que un matrimonio era la razón por la cual sus familiares los habían presentado, pero no soportaba a ese hombre. Era machista, estúpido y no aportaba nada bueno.

—¿Qué haces mirando los asuntos de los demás?—ladró en cuanto estuvo cerca. Su voz molesta se vio interrumpida cuando unos ojazos dorados cuyo oro derretido se encontraban mirándola, un cabello platinado peinado perfectamente, en un traje que le quedaba un poco pequeño, pero igualmente el hombre frente a ella la hizo dar un paso atrás cuando vio lo guapo y arrebatadoramente sexy que era.

—No fue mi intención, salí a tomar aire y vi... fue un golpe limpio, ¿tus manos están bien?—Izayoi bajó la vista hacia sus nudillos, hizo una mueca al sentir un leve dolor, pero al final elevó la vista hacia el hombre.

—No debería estar aquí sola hablando con un desconocido, no sé si eres un psicópata que me matará en cuanto tenga la oportunidad—la risa masculina de Inu No hizo que todo el cuerpo de la mujer se estremeciera. Frunció el ceño, porque era la primera vez que su cuerpo reaccionaba de esa manera a la presencia de un... bueno, de un hombre.

—Seguramente no necesitas preocuparte por eso, digo, se ve que el golpe que le diste dolió como el infierno—una sonrisa orgullosa posó los labios de la mujer.

—Soy buena en ello—susurró.

—¿Golpeando?—cuestionó el hombre dando un paso cerca de ella, todo en Izayoi se alteró como jamás había ocurrido en su vida.

—Sí, exactamente eso—respondió de manera altiva, Inu No la evaluó en silencio, gustándole demasiado la mujer que tenía al frente.

—¿Cuál es tu nombre?—Izayoi arqueó una ceja dando un paso más cerca de él, haciendo flaquear la seguridad del hombre. Porque Izayoi era arrebatadoramente hermosa, sensual y lo mejor, ella lo sabía.

—¿Por qué le diría eso a un extraño?—lo miró coqueta, no sabía por qué estaba actuando de esa manera cuando ella no era así.

—Porque este extraño ha quedado cautivado por el golpe perfecto que diste—su respuesta ocasionó una sonrisa en los labios de la mujer. Así que mordió su labio inferior capturando con ese gesto, toda la atención del hombre frente a ella.

—¿Qué te trajo a esta fiesta?—preguntó curiosa, la pregunta apagó la magia ya que la sonrisa del hombre se borró.

—Socios, buscar socios para completar la idea que tengo en mente—Izayoi lo miró con interés.

—¿Qué tal si me cuentas tu idea mientras camínanos?—una ida imprudente, ella lo sabía, pero no podía detener querer hablar con ese desconocido. No cuando vio que posiblemente lo próximo que iba a decir era que se iría.

Inu No se encontró caminando al lado de Izayoi mientras le contaba sobre lo que planeaba, ella lo escuchó con tanta atención que el corazón del hombre estaba desbocado en su pecho. Izayoi lo interrogó de tal manera que Inu No se preguntó si era posible encontrar una mujer tan perfecta como ella. Era inteligente, demasiado inteligente.

Cuando Izayoi se dio cuenta de que era hora de irse suspiró, del bolso que tenía sacó una tarjeta y se la tendió.

—¿Qué es esto?—preguntó Inu No.

—Ahí está mi nombre y mi número, eres un poco lento—mordió su labio sonriendo—búscame, quizás pueda ayudarte con la idea—le guiñó un ojo.

—¿Solo con la idea?—la pregunta los sorprendió a los dos, por lo que ella, tomando la iniciativa se acercó más a él.

—Eso dependerá de ti, buenas noches...

—Inu no Taisho—ella sonrió.

—Inu No Taisho—saboreó su nombre en sus labios con dulzura—algo me dice que nos volveremos a ver—él sonrió.

—Imposible que no lo haga, tú sabes eso perfectamente—Izayoi le dio una última sonrisa antes de marcharse, sin mirar atrás, sabiendo que lo volvería a ver.

¿Cuál sería la historia de ellos dos? Se preguntó ella mientras se alejaba con una sonrisa que perduró todo el resto de la noche. Sin saber que más adelante, tendría dos hijos y un hermoso matrimonio con aquel desconocido que movió su mundo.

Travieso AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora