Capítulo 30

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Recta final

Recta final

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Inuyasha

El tío de Kagome se mantiene a mi lado mientras Hoyo está más en el mundo de la inconciencia que en la realidad. Preparo mis armas tal y como me han estado enseñando. Es algo que no le dije a Kagome, pero le propuse a tu tío que me entrene porque prefiero estar preparado para cualquier contratiempo. Y más ahora que sabemos que esas malditas ratas al fin quisieron salir de la alcantarilla en donde estaban metidos.

No tengo miedo, el miedo a que algo me pueda pasar murió hace tiempo cuando cometí el error de traicionar a Kagome y luego ella se hiciera pasar por muerta huyendo del país. Cuando descubrí su muerte perdí todo, hasta mí misma alma, mis miedos, solo quedó las ganas de venganza, de que todos y cada uno de ellos paguen por lo que le han hecho a Kagome.

Lastimarla.

Joderla.

Quitarle la paz que tanto ella quiere.

Es por eso que escucho lo que me dice Nikolay y luego me subo al coche que conduciré. No iré solo, ellos me van a cuidar a los lejos porque sé que el maldito de Bankotsu no es un hombre de palabra. Meten a Hoyo a la parte trasera y sé que a Bankotsu le costará mucho reconocerlo porque los métodos de tortura de Nikolay son una cosa muy sádica.

Nunca puse quedarme a ver sus métodos de torturas por completo, ya que terminaba con náuseas y para el mal de Hoyo, él era el único con el que Nikolay podía desquitarse la frustración de que no encontrara a Bankotsu y a la perra maldita de Abi que era una experta en ocultarse como la rata que es.

—Sigue el plan Inuyasha, si te pasa algo Kagome me cortará las pelotas—asegura con una sonrisa inclinando en la ventana de la puerta. Enarco una ceja divertido.

—No sabía que un mafioso le temía a su sobrina embarazada—él se ríe y pasa una mano por su cabello detallándome con cuidado.

—Exactamente por eso es que le temo, las hormonas la tienen muy violenta—una sonrisa curva mis labios porque violenta no es conmigo, o bueno, a veces si se pone bastante intensa e interesante en el sexo.

Porque Kagome es como una maquina andante, el embarazo la tiene muy hormonal y sensible, me gusta como ella siempre reacciona a mi toque, de hecho, ya quiero acabar con esta mierda e ir a consentir a mi esposa y mis bebés.

—Supongo que lo es—respondo. Nikolay se aleja y me da una última mirada.

—Te seguimos, ten cuidado—asiento y enciendo el coche poniéndome en marcha.

A dónde voy es un lugar bastante retirado porque Bankotsu es un imbécil, pero no es tan idiota como pensaba. Sabe que si pisa esta ciudad Nikolay le dará caza porque la ha declarado como suya.

Con la idea de acabar con él y estar más cerca de saber el paradero de Abi es que conduzco a toda velocidad, ya quiero partirle la cara a ese imbécil, dejarlo hecho polvo porque he estado entrenando. Creo que Kagome de eso no se ha dado cuenta porque desde que me desnudo ella parece gata en celo, me encanta cuando está así de hormonal, por lo general me deja sus garras marcadas en la piel y yo como el cavernícola idiota que soy las exhibo cuando voy al club y despejo mi mente en el agua.

Travieso AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora