Capítulo 11

415 63 56
                                    

Seguimos con la triple actualización.

No se olviden de comentar y votar mucho.

Disfruten.

Miro al hombre que me enseñó que a veces hay que ser más que solo fuertes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Miro al hombre que me enseñó que a veces hay que ser más que solo fuertes. Ser fuertes a veces no es suficiente para levantarte una y otra vez, que debía soltar el miedo para poder darle la cara a aquello de lo que estaba huyendo.

Nikolay podría considerarse el hombre más temerario, el hombre que a pesar de poner a medio mundo a temblar con solo su nombre... me dio su cariño de cierta forma. Él podría ser un monstruo y a pesar de eso fue quien me enseñó a defenderme, a tomar un arma y saberla utilizar. Él me dio las técnicas para cuidarme y Kuro me dio las herramientas para eso.

Ambos complementaron lo que soy y les agradezco mucho. A pesar de que nuestro encuentro luego de un largo tiempo no fue el mejor, ahora que estamos de frente, solo nosotros dos en donde se está quedando que es un Pent-house de lujo, no menciono palabra alguna mientras lo veo tomar de su copa de whisky, esa cosa huele tan fuerte que me hace arrugar la nariz.

Siempre toma eso, desde que lo conocí y a pesar del tiempo no termino de acostumbrarme a un aroma tan nítido. Antes me pasaba lo mismo y ahora sigo igual, lo que toma mi tío es algo que yo no beberé jamás.

—Nos debemos una charla Kagome—sus ojos llenos de perversidad e inteligencia me observan—sinceramente lo que menos esperaba encontrarme al responder a tu llamado era que te habías casado... con el bastardo que quería desaparecer del mapa por hacerte sufrir—él enarca una ceja y yo solo sonrío un poco.

—Digamos que caí de nuevo por él, va viste lo bueno que está—me encojo de hombros y mi tío sonríe.

—Si, si no fuese tu esposo hasta yo le echara un ojo—no menciono nada.

Una de las cosas que más me gustan de mi tío Nikolay es que a pesar de ser temerario, de que podría pisotearte en un segundo, nunca le ha avergonzado ser bisexual. Ni es algo que él vaya contándole al mundo, pero en caso de que se enteren, tampoco es como si le importara. Es solo eso... su sexualidad, algo de lo que nadie debe estar inmiscuyéndose.

—Supongo, pero como es mi esposo tú no le echaras ningún ojito—mi tío me observa un poco incrédulo.

—Nunca pensé que fueses una mujer posesiva y celosa, estoy gratamente sorprendido—me encojo de hombros.

No menciono nada, porque tampoco quiero hacerle saber que en el momento en que Inuyasha me mencionó que la tal Tsubaki fue a verlo, tengo ganas de buscarla para que me aclare qué es lo que quiere con mi marido.

Sigo sin estar acostumbrada del todo a estos celos y esta posesividad que se me mete desde que otra mujer con intenciones nada inocente se acerca a Inuyasha. Supongo que sigo en eso de tener que aprender a controlar mi necesidad de destruirlas.

Travieso AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora