Capítulo 28

367 46 102
                                    

Recta final

No tenía ganas de venir a ver qué sucedía, pero papá no podía darse el lujo de estar viajando, no cuando sé que no se ha estado sintiendo bien y siempre hay un miedo en el fondo de mi corazón a que algo le suceda

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

No tenía ganas de venir a ver qué sucedía, pero papá no podía darse el lujo de estar viajando, no cuando sé que no se ha estado sintiendo bien y siempre hay un miedo en el fondo de mi corazón a que algo le suceda.

Miro la sucursal que debo supervisar con molestia, esto dañó los planes que tenía al hacerme viajar hasta aquí.

Me quito los lentes de sol y doy pasos seguros hacia el interior, me gano la mirada de los empleados cuando se dan cuenta de quien soy, hay pánico en la mirada de muchos, pero yo simplemente me subo al ascensor esperando llegar al último piso.

Al llegar me encuentro de frente con unos ojos azules, pero son de un azul profundo y hermoso que me deja paralizada por un segundo. Esos ojos vienen de un chico de tez morena, sonrisa amable, cabellos negros y rostro cansado.

—¡Esto es una mierda, Koga!—el grito del imbécill que vengo a supervisar me rompe los tímpanos—¡no puedes hacer absolutamente nada bien! ¡te pago para que trabajes y tengo que hacer tu trabajo! ¡el maldito título que dices tener te lo pasas por el culo!—el rostro del chico se llena de vergüenza, puedo ver que se siente humillado del inútil de su jefe.

Miro a mi alrededor, las pocas personas que hay en este piso continúan trabajando como si este fuese el pan de cada día. El imbécil no puede verme ya que me está dando la espalda, por lo que me quedo en silencio presenciando la escena.

—Es lo que me pidió señor—la voz de Koga es masculina y profunda, sus ojos azules se quedan en su jefe quien aprieta sus puños con fuerza.

—No te pedí esta basura, inútil, hazlo de nuevo y tráeme una maldita propuesta que la hija del señor Kuro vendrá a supervisarnos, no entiendo porque una bastarda viene aquí como si fuese alguien importante—habla con molestia, yo sonrío despacio y hago que mis tacones resuenen por el lugar cuando me acerco.

El hombre gira con molestia y cuando se encuentra conmigo, se pone más blanco que un papel. La palidez que lo recorre es enfermiza, pero a mí me causa una sonrisa porque justamente era la reacción que quería tener en él.

Hace tiempo que dejé de sentirme mal por los demás, justamente desde que Inuyasha me traicionó en el pasado, pero tampoco soy de la que soporta ver como otros humillan a los demás, y este hombre es un maldito grano en el trasero.

—Estás despedido, recoge tus cosas, quiero que todo este limpio para cuando vuelva—aseguro con una sonrisa—y tú—señalo al chico que se pone nervioso cunado lo miro—quiero que vengas conmigo a Canadá, aquí no se aprecia tu buen trabajo. ¿El informe que mandaron es tuyo, cierto?—él mira de reojo a su jefe que lo está taladrando con la mirada, es por eso que camino hasta quedar frente al chico—¿es tuyo? No me gusta preguntar tantas veces algo—los ojos azules vuelven a mí.

Travieso AmorWhere stories live. Discover now