Abi venció, o al menos de esa manera lo sintieron todos cuando vieron a Kagome bañada en sangre mientras esperaba noticias. Abi apuntó a su punto de quiebre, Abi jugó bien sus cartas, pero nada de eso le bastará porque Kagome ya no le importa tener...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Inuyasha
Kagome prácticamente baja corriendo del coche para adentrarse a la casa suya, ahora de Kuro. Mi cuerpo entra en tensión porque son demasiados movimientos al mismo tiempo los que ella está haciendo.
No le mentí cuando dije que parezco un poco primitivo, para no decir cavernícola. Saber que es mi hijo el que está en su vientre, una sonrisa se posa en mis labios. El sentimiento de felicidad es enorme, tanto como lo son las ganas de meterla en una jodida caja de cristal y apartarla del puto mundo que siempre quiere hacerla derramar lágrimas.
Bajo del auto y saludo los guardias en la entrada, escucho a Kagome hablar con Kaede, así que me adentro a la sala. Me encuentro con Kaede sonriéndole a Kagome con tanto afecto como lo hace ella, sus ojos parecen iluminarse con la presencia de mi esposa y se ríe abiertamente, sin restricciones. Aun puedo recordarla triste y apagada cuando su hijo murió, volver a verla así de feliz me saca una sonrisa, Kaede y Kagome perdieron a su familia de sangre, pero la vida se ha encargado de darle una nueva.
A ambas.
—¿Dónde está papá?—hay nervios en su tono de voz, Kagome sabe que Kuro no estaba nada contengo con lo que ella hizo.
Mi camisa se siente más caliente de lo que es de solo recordar al peligro que estuvo expuesta con ese jodido bastardo de Bankotsu aquí, como estuvo expuesto nuestro bebé a ese peligro.
Maldición, realmente parezco un cavernícola.
Me digo que todo es normal, pero sé que no puede ser normal estás ganas que tengo de alejar a todos, y mantenerla en un lugar donde nada la dañe o perturbe. Mi vista cae en su vientre plano, una sonrisa se despliega por mi rostro, pese a la situación a la que enfrentaremos. Mi hijo, mi hijo o hija está creciendo en su vientre en este momento.
El calor me recorre, porque cuando menos lo esperamos llegó. Cuando Kagome y yo bajamos la guardia.
Dos meses, dos meses ocultándose de nosotros, luchando pese a todo lo que Kagome ha estado sufriendo en estas últimas semanas. Desde ya es un guerrero o guerrera la criatura que se forma. La extensión de ambos.
Ella se da cuenta de mi mirada y cuando sus ojos se encuentran con los míos tengo que recordarme respirar, nunca dejaré de decir lo hermosa y perfecta que es cada parte de ella para mí.
Escuchamos los pasos de Kuro quien baja las escaleras a paso suave, su vista de inmediato cae en su hija. Yo me acerco y Kaede se acerca a mí, dándole espacio a ambos. Kagome parece algo nerviosa, pero solo le da una sonrisa pequeña a su padre quien suspira.
—Ultima vez que haces una estupidez como esa Kagome, no quiero más sorpresas así y dile a Nikolay que donde lo vea, lo apuñalo—gruñe con visible molesta. Kagome suelta un suspiro audible y se acerca a su padre.
