capítulo 4

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—Tía, ¿crees que voy bien con el pantalón o mejor me pongo la falda?—me pregunta Aida mientras se asoma por la puerta de mi habitación.

—Vas bien así.—le respondo yo mientras me subo los vaqueros.—Vamos a ver un partido tía, no vamos a los Goya.—le digo mientras suelto una risa.

—Hombre ya, pero Gavi me ha dicho que después nos va a presentar al resto de la plantilla.—dice ella la mar de contenta. —Hay que estar presentables, que alomejor encuentro al amor de mi vida en el día de hoy.

Yo suelto una risa mientras cojo la camiseta que me ha regalado Pablo hace unos meses con su dorsal. La tengo guardada por el recuerdo pero hoy es un buen día para ponérsela.

—Bueno Aida, nunca hay que perder la esperanza.—digo yo riéndome mientras me calzo las Fórum blancas. —¿Estás lista ya? Sira me ha dicho que nos recoge en diez minutos abajo.

—Sí, me falta coger el bolso y ya estoy.—responde ella mientras se acuesta en mi cama. —Que guapa te has puesto capulla, ¿vas a conquistar a cierto canario en el día de hoy?—pregunta vacilona.

—Yo paso de cierto canario, ya te lo dije el otro día.—digo yo mientras me miro al espejo para echarme el rímel.

—Y yo te dije que no te venía mal un buen polvo. Tiene una pinta de echar unos polvos divinos...—dice ella haciéndome soltar una carcajada.

—Si yo no te digo que no...Pero no me compensa tia, es el mejor amigo de Pablo y no tengo ganas de meterme ahí y liarla.

—Tú verás, amore.—dice levantándose de la cama cuando ve que me estoy echando colonia. —Pero vamos, que si cambias de opinión tienes mi completo apoyo.

Yo suelto una risa mientras cojo mi bolso y mi móvil que está cargando en la mesilla.
Tengo varios mensajes de Sira avisándome de que está llegando, así que cojo las llaves y ambas salimos de casa para bajar al portal.

Estos días desde que llegó Aida hemos quedado mucho con la gijonesa aprovechando que los chicos han tenido entrenos todos los días. La verdad es que es un amor de niña y hemos hecho muy buenas migas las tres.

Bajamos al portal y puedo ver cómo un Mercedes Benz clase A de color blanco está aparcado en doble fila a pocos metros. Cerramos la puerta del portal y nos acercamos al coche para meternos dentro.

—Buenas tardes, mis vidotas.—dice Sira de buen humor en cuanto nos subimos al coche. —Que guapas venís.

—Tú también, amore.—le digo yo sonriente mientras me pongo el cinturón. —¿Vamos bien de tiempo?

—Sí, no os preocupéis.—dice ella arrancando. —Vamos con tiempo porque ya me supuse que iba a haber bastante tráfico hoy.

—Es que madre mía, Barcelona es una locura cuando hay partido.—dice Aida desde el asiento de detrás.

Las tres nos dirigimos al Camp Nou mientras hablamos de cualquier cosa y escuchamos la música que sale por los altavoces del coche. Una vez llegamos aparcamos en uno de los sitios libres que hay tras dar unas cuantas vueltas y salimos del coche para dirigirnos al estadio.

—He hablado con Ferran y ya me ha dicho que nos ha puesto los asientos juntas.—explica ella mientras caminamos hacia la puerta de la zona VIP. —Sacar los pases y DNIs que hay que enseñarlos en la puerta ahora al de seguridad y luego ya los podemos guardar.

Saco mi carné de la cartera y busco en el móvil el pase que me ha pasado Pablo por whas esta mañana. Se lo enseñamos al de seguridad cuando nos toca y él nos deja pasar a las tres amablemente.

RENDICIÓN ; pedri gonzález. Where stories live. Discover now