capítulo 26

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Suspiro derrotada mientras la ansiedad se acumula dentro de mi cuerpo a causa de que llevo cuatro horas seguidas sentada en esta misma mesa.

No he ido a clase hoy y he aprovechado para estudiar en la biblioteca de la universidad con las niñas, ya que así aprovechaba la mañana para levantarme pronto y ser productiva, porque si me quedo en casa al final me acabo liando con cualquier cosa y no hago ni la mitad.

Paula y Mónica se acaban de ir hace casi media hora, pero yo me he quedado dándole una última vuelta antes de volver para casa a comer.
Además, que hoy como sola porque Aida ha quedado con Ansu, ya que es viernes y él le va a presentar a sus padres y hermanos formalmente. Ansu tiene seis hermanos, aunque Aida ya conoce a la mayoría de ellos. Aún así mi mejor amiga está que se sube por las paredes de los nervios que tiene encima.

Lo único que me quita la ansiedad que tengo en estos momentos es pensar que Pedri vuelve hoy a Barcelona y que en unas horas lo voy a poder ver cara a cara de nuevo.
En teoría el avión le aterriza sobre las cuatro de la tarde, pero me dijo que me avisaba cuando estuviera libre ya que tenía que deshacer maletas con Fer y colocar un poco su vida después de estar tantas semanas seguidas fuera de casa a causa del Mundial y ahora las vacaciones en Tenerife.

Cojo mi móvil para mirar la hora, 13:23.
Suspiro cansada mientras apoyo mi cabeza entre mis brazos cruzados encima de la mesa. Tengo la cabeza ahora mismo como un bombo a causa de la cantidad de horas que llevo estudiando esta semana y de lo poco que he dormido también.

La universidad está terminando conmigo.

Tras darle un par de vueltas en mi cabeza decidiendo que hacer al final cojo mi bolso y guardo mi portátil y los apuntes dentro antes de levantarme de la silla lo más silenciosa posible para salir de la biblioteca.

Estoy hasta el culo de estudiar y ahora mismo solo quiero ir a casa, hacerme algo rico de comer y tirarme en el sofá a dormir la siesta.

Salgo de la universidad y voy hacia la parada del bus mientras escucho Coldplay por mis Airpods y me guardo las manos en los bolsillos del chaquetón. Ya empieza a hacer más frío en Barcelona ya que estamos a mediados de diciembre y yo no estoy acostumbrada aún a estas temperaturas bajas ya que en Sevilla prácticamente nunca hace frío.

Me subo al bus y tras unas cuantas paradas que se me hacen eternas me bajo en la mía, es cuando noto mi móvil vibrar en el bolsillo del chaquetón haciendo que lo coja y vea una llamada entrante de Pablo.

—Hola caracola.—descuelgo yo mientras camino hasta mi portal. —Cuéntame.

—Buenas pitu.—saluda él desde la otra línea. —Era para hablar con rato contigo, que me has mandado un audio de diez minutos y no sé si es importante o no, pero si lo es me lo cuentas por aquí, que así me da menos pereza.

—Serás cabrón.—digo riéndome mientras abro la puerta del portal. —No es nada importante, soy yo quejándome de la universidad por quincuagésima vez en esta semana. ¿Has llegado a Barcelona ya?—pregunto mientras subo en el ascensor.

—Sí, llegue hace una horita o así y ahora ya estoy en casa.—me dice él. —¿Estas muy agobiada?

—Un poquillo bastante.—digo yo suspirando. —Me estoy tomando estos sobres de la farmacia para concentrarme más, porque te juro que la cabeza no me da más de si.

—Joder Nay, estás fatal.—dice él echándome la bronca. —Luego eso engancha, que lo he leído por ahí.

—No inventes, Gaviota.—digo yo mientras entro en mi piso y cierro la puerta.—Espera, que te pongo en altavoz que acabo de llegar a casa.—digo dejando el móvil encima de la mesa de la entrada y poniendo el altavoz para sacarme el chaquetón.

RENDICIÓN ; pedri gonzález. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora