capítulo 46

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Bostezo mientras estiro mi espalda echándome para atrás en la silla de mi escritorio, ya que llevo demasiadas horas sentada aquí mientras me leo los apuntes mil veces hasta aprendérmelos de memoria.
Tengo ahora mismo la cabeza como un bombo de tanto estudiar. Son casi las ocho de la tarde y llevo desde las diez de la mañana, solo he hecho un pequeño descanso para comer con Aida, la cual se ha ido a la biblioteca por la tarde porque se centra mejor allí.

En una semana tengo los finales y termino porfin, pero la ansiedad por la semana de exámenes y estar en casa encerrada la mayoría de días está terminando conmigo.
Me cuesta bastante asimilar que en una semana si todo va bien termine mi primer año de carrera ya, la verdad es que se me ha pasado volando...

El timbre suena haciendo que levante mi vista de los apuntes esparcidos por mi escritorio mientras frunzo el ceño al no tener claro quién está llamando a mi piso a las ocho de la tarde. Pedri en teoría tenía reunión esta tarde con los de Springfield, ya que tiene pensado sacar una pequeña colección de ropa y ha quedado hoy con todos los que llevan eso para cuadrar el diseño y demás.

Me coloco mi sudadera, la cual se la he robado a mi novio, y me calzo mis chanclas antes de levantarme de la silla para ir a responder al telefonillo.

—¿Quien?—pregunto con ligera voz ronca a causa de las tantas horas que llevo sin hablar con nadie.

—Cielo, soy yo.—escucho el acento canario de mi chico causando que sonría sin poder evitarlo.

No digo nada más y pulso el botón para abrirle y que suba mientras espero en la puerta para recibirlo. A los pocos minutos sale del ascensor vestido con su típico chándal negro que le queda de puta madre, en una mano lleva una bolsa bastante grande de Springfield y en la otra un ramo de rosas.

—Hola mi amor.—lo saludo con una sonrisa una vez se acerca a mi mientras rodeo con mis brazos su cuello y dejo un beso corto en sus labios a modo de saludo. —¿No tenías reunión?—le pregunto mientras cierro la puerta de casa.

—Sí, pero ya terminé y he venido a hacerte compañía o ayudarte mientras estudias esos exámenes del demonio.—me responde con una sonrisa mientras me mira a los ojos. —Que guapa estás...

—Uy si...guapísima después de estar casi ocho horas seguidas estudiando y al borde de una crisis existencial.—le digo con sarcasmo mientras suelto una risa y le acaricio la mandíbula. —¿Y eso?—le pregunto bajando la mirada al ramo y a la bolsa que trae.

—Un detallito para el amor de mi vida.—me dá ambas cosas mientras sonríe y deja un suave beso en mi frente. —En la bolsa traes todo lo de mi colección, que me han dado la marca ya hoy las prendas listas para que se la regale a quien quiera y pues te tenia una caja reservada para ti.—me explica. —Y el ramo es porque sí, que llevas toda la semana chapando como una campeona y te lo mereces, mi amor.

Hago un puchero antes de abrazarlo por los hombros y que él sonría mientras besa varias veces mi cabeza sonoramente.

—Jo amor, si es que eres un cielo, muchísimas gracias.—le agradezco mientras me separo de él cogiéndolo de las mejillas y dejando múltiples besos en sus labios haciendo que él sonría mientras lo hago.

—Ya sabes que no me cuesta nada y me gusta verte con esa sonrisa en la cara que me hace el hombre más feliz del mundo.—dice mientras me acaricia la mejilla. —Anda, dame las flores que te las meto en un jarrón mientras tú vas llevando la bolsa a la habitación que quiero ver tu reacción.

Le hago caso y le doy las flores antes ee coger bien la bolsa para llevármela a mi habitación. Me siento en la cama esperando a que llegue el canario y cuando lo hace y llega me cambio para sentarme en su regazo y abrir la bolsa.

RENDICIÓN ; pedri gonzález. Where stories live. Discover now