capitulo 38

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ρedri.



—¡Nayla, Dios mío, mira hacia la carretera!—le recuerdo por quinta vez a mi queridísima novia mientras temo por mi vida.

—¡No me grites te he dicho! Yo controlo, que ya lo he pillado.—me responde de mala leche mientras cambia de marcha y acelera haciendo que yo me agarre a la estructura de encima de la puerta.

Socorro, que alguien me saque de aquí...

Quien me mandaría decirle que sí a darle clases de conducir con MI Mini.

Dios mio, vete más despacio amor, que te estás marcando unos acelerones guapos y es la primera vez que coges un volante.—le pido mientras miro bien atento todos sus movimientos ya que no quiero que tengamos ningún accidente ni me caiga una multa por parte de la policía a pesar de estar en un parking prácticamente vacío.

—¿Estas cagado?—pregunta con tono burlón mientras me mira de reojo con una sonrisa ladina.

—Sí, te recuerdo que estás conduciendo mi coche a ochenta por hora cuando acabas de aprender hace media hora a arrancar.—le digo sincero provocando su risa.

—Ay amor, que aburrido.—dice haciendo un mohín mientras gira bruscamente y yo suelto un grito agudo por el susto mientras ella se carcajea.

—No te rías de mi, capulla.—digo cogiendo aire. —Última vuelta e intentas aparcar en batería al lado de la salida del parking.

—Pero si ahí no hay ningún coche de referencia, Pedri.—me comenta obvia mientras coge el volante con una sola mano.

—Por eso mismo, no queremos chocar con otro coche mientras aparcas siendo la primera vez que lo haces.—explico haciendo que ella suelte un suspiro.—Y las dos manos en el volante.—le recuerdo.

—¡Pero si tú siempre vas conduciendo con una, no jodas!—me echa en cara provocando que una sonrisa se forme en mi cara.

—Ya nena, pero yo tengo el carné y  una de mis manos está ocupada siempre acariciándote la pierna o cogiéndote la mano que si no pues no conduzco tranquilo.—explico con una sonrisa.

—No me seas pelota.—dice ella esbozando una pequeña sonrisa. —Yo si quieres también puedo tener una de mis manos ocupadas mientras conduzco...—me dice con segundas mientras posa su mano derecha en mi pierna izquierda.

Capulla que es...

—Nayla Saavedra, las manos quietas que no queremos accidentes.—le respondo intentando ponerme serio aunque con esta mujer es imposible. —Aparca aquí, ¿sabes hacerlo?—pregunto mirándola una vez el coche se ha parado.

—No, pero explícame que para eso estás.—responde sacándome la lengua con gesto divertido.

—Vale.—digo suspirando mientras me acomodo en el asiento del copiloto.
—Adelántate un poco, hasta que veas que el parachoques está alineado con la línea de la izquierda, si hubiera coche aparcado sería la referencia.

—¿Y como lo miro?

—Por los espejos, amor...

Hace lo que le pido adelantando mi coche ligeramente mientras mira por los espejos retrovisores y yo vigilo que lo esté haciendo bien.

—Perfecto, ahora pones la marcha atrás y giras el volante completamente hacia la derecha.—le explico con tranquilidad mientras ella lo hace. —Y poco a poco vas pisando el acelerador para ir yéndote hacia atrás e ir aparcando, pero mirando que no te salgas de las líneas.

—Pedri, que esto es muy complicado...—dice suspirando nerviosa.

—Mi amor, no te agobies que lo estás haciendo súper bien.—digo animándola mientras acaricio su pierna con delicadeza. —Casi lo tienes, ahora sólo tienes que ir lentamente hacia atrás mientras controlas con el volante.

RENDICIÓN ; pedri gonzález. Where stories live. Discover now