capítulo 50

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—Amor, ¿te falta mucho? Me estoy aburriendo como una ostra.—le preguntó en un grito a Nay, que está en el baño arreglándose.

—No, termino ahora.—me responde por tercera vez en la media hora que le llevo preguntando.

Me levanto de la cama y voy hacia el baño, encontrándome la puerta abierta y a mi chica en proceso de hacerse la raya del ojo, o como dice ella eyeliner.
Me apoyo en el marco de la puerta mientras la observo fijamente mientras una sonrisa ladina aparece en mi rostro al ver sus gestos de frustración cuando no le sale bien.
Se ha planchado el pelo, que ahora mismo le llega casi por la cintura y al empezar a darle el sol de junio lo empieza a tener muchísimo más claro.

Joder, ¿alguien me puede explicar la suerte que tengo de tener a esta mujer como novia?

—¿Puedes parar de meterme presión mientras me miras desde el marco de la puerta como psicopata?—me pregunta girándose para mirarme. —Termino ahora, mi amor.

—Es que a este paso no nos va a dar tiempo a ver nada de la ciudad antes de que empiece el partido.—le digo yo cruzándome de brazos.

Para que os ubiquéis: Estamos en Ámsterdam para ver la final de la Liga de Naciones que juega hoy España contra Croacia.

A mí al final no me convocó la Selección porque los partidos después de ganar La Liga no los jugé por ligeras molestias en el muslo y no querían forzarme.
Así que ahora que Nay y yo estamos oficialmente de vacaciones hemos decidido venir a Amsterdam a apoyar a la Selección, pero sobre todo a Pablo y a Ansu que sí que fueron convocados.
Mañana cogemos el vuelo hacia Sevilla donde estaremos dos semanas allí para que Nay pueda estar con su familia y luego nos iremos directos a Tegueste hasta que tengamos que volvernos a Barcelona porque yo empiezo de nuevo los entrenamientos con el Barça a mediados de julio.

Sí que da tiempo, no hagas drama.—me dice echándose un spray raro por toda la cara. —Ala, ya estoy. Espera que cojo el bolso y me calzo.

Cuando va a salir por la puerta pasando por mi lado la cojo por las mejillas con una de mis manos para pegarle un morreo improvisado que la hace sonreír contra mis labios.

—¿Y eso?—me pregunta sonriente mientras me acaricia la mandíbula.

—Que vas súper guapa y que te quiero, tardona.—le respondo sonriente antes de que se gire y le dé una nalgada en el culo haciéndo que se gire antes de echarme el cuerno haciéndome reír.

Se calza rápidamente y coge su bolso, donde están las camisetas de la Selección dobladas para ponernos después antes de que empiece el partido, y salimos de la habitación del hotel para salir a la calle.

—Vale, tenemos hasta las siete que hay que irse para el Feyenoord Stadium.—aviso yo una vez salimos del hotel mientras me coloco las gafas de sol y le cojo la mano para entrelazarla con la mía. —¿Que quieres ver?

—Pues mira, por la mañana tenía pensado que podíamos ir al Mercado de Flores, Vondelpark, la Plaza Dam y las Casas Danzantes, luego podemos comer algo rico a una hora decente y por la tarde aprovechamos para ver el Barrio Rojo y dar un paseo en barco por los canales.—me explica el itinerario mirando su móvil. —¿Te parece bien?

—Me parece perfecto, así tengo guía turística personal.—le digo sonriente mientras le paso mi brazo por encima de sus hombros. —¿De qué página has sacado el itinerario?—la vacilo con sonrisa burlona haciendo que ella ruede los ojos mientras caminamos.

—Que pesao eres...—me dice haciendo urna mueca mientras yo le doy sonoros besos en la mejilla. —He buscado información porque me hace ilusión venir contigo de viaje, al fin y al cabo es de nuestros primeros viajes juntos sin contar Paris, Tenerife, Sevilla y Cadaqués.

RENDICIÓN ; pedri gonzález. Where stories live. Discover now