capítulo 23

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Los nervios me consumen mientras nos bajamos del bus que nos lleva al Education City Stadium. Hoy jugamos el partido contra Marruecos de octavos de final tras estar toda la semana entrenando y dándolo todo para mejorar el nivel después de la derrota contra Japón.

Había sido una semana bastante ajetreada, con entrenamientos todas las mañanas y alguna que otra entrevista por las tardes, aunque mi ánimo había mejorado gracias a que las cosas con Nayla estaban muchísimo mejor.

Íbamos poco a poco, pero mejor ir así que volver a cargarla alguno de los dos de nuevo, venía a muchísimos entrenamientos y alguna de mis tardes libres la habíamos pasado juntos también aunque nada fuera de lo común.

Nos lo estábamos tomando con calma literalmente hablando, y hacía ya dos semanas que no hacíamos nada sexual, por lo que yo tenía mis hormonas por los cielos a causa del estrés que me producían los partidos y demás. Pero me lo quería tomar con calma y no presionarla, se lo había prometido y así iba a ser.

—¿Como estás, platanito?—me pregunta Ferran mientras nos metemos en las instalaciones preparadas ya para nosotros. —Madre mia, yo estoy súper nervioso por hoy.—admite suspirando.

—Tranquilo Ferri.—digo pasándole un brazo por encima de lis hombros. —Va a salir todo bien, ya lo verás.

—Joder nano, que hoy jugamos de azul.—se queja Gavi haciendo una mueca una vez hemos entrado a los vestuarios. —No me gusta una mierda esa equipacion, prefiero la roja.

—Deja de hacer el drama, Gaviota.—lo vacilo yo con una sonrisa mientras le revuelvo el pelo. —No van a cambiar el resto de equipaciones solo porque al señorito no le gusten.

—Pues deberían, porque son horrorosas.—dice poniendo su tipica cara de asco y ganándose una risa por parte de Ferran y mia. —Voy a ver a mis padres y a mi hermana que están llegando al estadio.—dice mientras bloquea su móvil y se levanta del banco. —Luego os veo, no me echéis de menos.—dice con tono divertido mientras nos guiña un ojo.

—Bájate de la nube, Pablín.—le dice Ferran riéndose mientras esté le saca la lengua.—De paso que sales fíjate a ver si ves a Sira por ahí, que me dijo hace un rato que estaba llegando pero no sé nada más de ella.

—Viene con Nay y Aida, que me dijo ayer que se iban a sentar las tres juntas.—digo yo mientras me paso una de mis manos por el pelo.

—Pues eso, jefes.—dice Pablo despidiéndose mientras se sube la cremallera de la chaqueta del chándal. —Que si las veo os mando llamar, no preocuparse.

—Vale, y vete ya, que Auro se va a cabrear porque eres un tardón.—me burlo de él haciendo que ruede los ojos.

—Que plasta es, porque es mi hermana que si no no lo aguantaba.—dice bufando. —Nos vemos ahora chicuelos, que como tarde más os quedáis sin uno de los centrocampistas para el partido de hoy por asesinato por parte de mi hermana mayor.—dice con ligero tono vacilón antes de salir de los vestuarios.

—Este niño es un caso.—se ríe Ferran.

—Déjalo, que parece que hoy está de buen humor y eso es un milagro del cielo con todas las letras.—digo soltando una risa haciendo que el valenciano se carcajee.

RENDICIÓN ; pedri gonzález. Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt