capítulo 10

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—Fer, ¿has hablado ya con papá y mamá?—le pregunto a mi hermano mientras nos subimos a su coche.

—Sí, me dijeron que cuando llegáramos al hotel que los llamáramos por videollamada.—me explica él mientras se sube al asiento del piloto. —La verdad es que esto de ir de acompañante es un chollazo.—dice él con una sonrisa mientras arranca el coche.

—No te jode cabrón.—digo yo soltando una risa. —Tú no te tienes que subir a un escenario mientras te mira todo Dios, menos mal que no tengo que dar ningún discurso como el año pasado porque si no ya me da un algo.

—Pues lo hiciste bastante decente para ser tú. Yo pensaba que te ibas a trabar.—me vacila él haciendo que yo ruede los ojos.

—Calla y conduce tolete, que aún vamos a llegar tarde al aeropuerto.—le mando yo mientras cojo mi móvil para hablar con Gavi y poner música.

Estamos a sábado y hoy cogemos el avión para Paris. Son las diez de la mañana y Fer y yo estamos yendo para el aeropuerto ya que él también se viene como mi acompañante, mis padres no pueden venir porque están en Tegueste trabajando.
Por otro lado Pablo va con sus padres, Auro y Nay en el coche. Del club también viene Lewan, Alexia y Laporta con sus respectivas parejas como acompañantes.

Xavi nos ha dado hasta el martes por la tarde libre, que tenemos que volver a los entrenamientos. El vuelo de vuelta lo cogemos el martes por la mañana muy temprano así que tenemos tres dias para aprovechar en Paris.

—¿Y me vas a presentar porfin a la chica esa que te tiene la cabeza loca?—corta el silencio Fer con una sonrisa burlona después de un rato haciendo que yo lo mire mientras suspiro.

—Sí, pero compórtate por Dios, Fernando.—lo aviso ya de primeras haciendo que él suelte una risa.

—Perdona, pero aquí el formal de los dos soy yo.—dice él serio haciendo que yo suelte una carcajada.

—Ya, y yo soy virgen, no te jode Fer.—digo yo con sarcasmo. —Pero ahora enserio, compórtate eh. Que ya bastante la he cagado yo solito y ahora estamos más o menos bien y no quiero joderlo, porque no sabes lo que cuesta no tenerla de mala ostia.

—Eso fijo que eres tú Pepi, que sacas lo peor de cada quién.—dice el de coña haciendo que yo ruede los ojos mientras me subo el volumen a la música.

Aprovecho el viaje hacia el aeropuerto para aclararme un poco las ideas. Estas últimas semanas han sido un puto descontrol, entre partidos, reuniones, actos del club y mis mil rayadas en la cabeza por culpa de cierta rubia que me tiene loco.

¿Sabes cuando una persona tiene algo especial pero no sabes lo que? Pues Nayla es así. Tiene ese algo que me tiene completamente enganchado a ella, no sé si es ese carácter de mierda que me lleva, toda la mala leche que cabe en ese pequeño cuerpo o esos ojazos azules que me derriten cada vez que los miro.
Es un cúmulo de cosas, y tengo claro que no la quiero dejar marchar, porque es la primera vez que me engancho tanto por alguien que solo conozco de tan poco tiempo.

Ella me ha pedido tiempo, y yo se lo quiero dar. Al fin y al cabo esta última semana tampoco hemos estado mal. En nuestro rifi rafe habitual, pero eso no es nada raro ya.

Dejamos el Cupra de mi hermano aparcado en el parking del aeropuerto una vez hemos llegado y subimos por el ascensor mientras hablo con Pablo por whas que me dice que ya han llegado y que están esperando a pasar controles todos juntos.
Hay algunos fans en la puerta y yo me paro unos segundos aunque sea a echarme alguna que otra foto y a firmar las camisetas que me da tiempo antes de que Fer me haga un gesto dándome a entender que hay que irse ya.

RENDICIÓN ; pedri gonzález. Where stories live. Discover now