capítulo 56

3.9K 224 18
                                    

lα.


Suspiro cansada tras haber bajado las escaleras. Está barriga de ocho meses y aún encima el doble de grande por ser de mellizos me tiene harta ya y no puedo estar más impaciente porque nazcan de una vez mis dos bebochos. Exactamente la matrona me ha dicho que nacerán sobre la última semana de marzo o la primera de abril.

Mis cambios de humor son horripilantes en esta última etapa del embarazo he estado demasiado inestable. El pobre de Pedri no sé cómo me sigue aguantando pero ahí sigue al pie del cañón dándolo todo por mí y nuestros niños que llevo en la barriga.

Estamos a principios de marzo y todo está yendo súper bien en general. Nos hemos acoplado bastante bien a vivir juntos, con las coñas ya llevamos siete meses viviendo juntos, y a pesar que de vez en cuando tenemos alguna discusión tonta terminamos comprendiéndonos y arreglando las cosas la mayoría del tiempo.
Además de que yo he aprovechado estos meses de embarazo para ir mirando lo de la clínica. Ahora que tengo el título quiero abrirme mi propia clínica de psicología, en principio la quiero especializar en niños ya que me gustan demasiado pero ya se irá viendo cuando consiga tener todo. De momento estoy mirando un pequeño piso en el centro con buenas vistas y buena luz para poder hacer una consulta decente y cuca ahí. Poco a poco estoy construyendo algo mío y tengo pensado empezar a atender clientes a principios de año cuando ya esté completamente recuperada del embrazado y demás. Quiero disfrutar de los primeros meses de mis hijos y así por lo menos podré ponerme a trabajar cuando ellos ya tengan casi nueve meses.

—Amor, ¿quieres zumo o no?—me pregunta mi novio alzando la voz desde nuestra cocina mientras camino hacia allí. —Yo me tengo que ir en breves, que voy justo para el entreno.

Entro en la cocina y lo veo apoyado en la encimera vestido con uno de sus clásicos chandals negros que le quedan como anillo al dedo, además de eso se está dejando la barba y se ha cortado el pelo hace pocos días lo que me tiene loca por completo. Levanta la cabeza cuando nota mi presencia y me sonríe dulce acelerándome el corazón.

—Buenos días, preciosa mía.—me dice dulzón haciéndome sonreír mientras voy hacia la isla de la cocina. —Te he dejado el desayuno ya en el micro que yo en nada me tengo que ir.

Qué guapo que es, y es todo mío...

Sonrío antes de ir hacia él y apoyarme en el lateral de su cuerpo dejando que me abrace. Lo noto suspirar al pedir mimos mientras besa mi frente y sus ojos buscan los míos mientras acunan mis mejillas.

—¿Estás bien, cielo?—me pregunta preocupado besando mi nariz.

—Sí, solo que me he levantado mimosa.—le susurró dulzona antes de acercarme a su boca para besarla. —No quiero que te vayas...

Él suspira antes de besar bien mis labios arrancándome un jadeo cuando noto su lengua jugando con la mía. La manera que tiene de besarme este hombre no es ni medio normal, llevamos cinco años y dos meses y me sigue produciendo la mismas mariposas que cuando me beso por primera vez.

—Ya sabes que por mí me quedaría contigo toda la mañana mimándote, pero tengo entreno y no quiero que me caiga multa.—me dice separándose de mi boca para mirarme a los ojos. —Al mediodía estoy aquí, que ya sabes que mis padres y Fer llegan sobre la una.

—Sí, no te preocupes que voy yo a buscarlos al aeropuerto.—le digo emocionada ya que hace bastante que no veo a mis suegros y a mi cuñado.

—Ya sabes que no me hace gracia que cojas el coche estando casi a punto, pero como eres una cabezona no te quiero discutir nada.—me dice revolviéndome el pelo antes de besar mis labios cortamente. —Me tengo que ir ya cariño, me avisas de cualquier cosa, ¿vale?

RENDICIÓN ; pedri gonzález. Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon