III (Editado)

38.3K 3.1K 303
                                    

 

  En el capítulo anterior

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

  En el capítulo anterior...

   —La señorita acá... —me señala Enzo.—. Es mi esposa. Perdona que ella no te haya dicho nada... —gira su rostro para mirarme, pero yo ya lo estoy mirando de lo anonadada que estoy.—. Es que le da vergüenza confesar y decir eso delante de las personas. Ella es un poco timida. —acaricia mi espalda con su mano y lentamente la sube a mi hombro mientras lo aprieta.

    No pero es que este maldito es increible.

    El maldito Imbécil quiere hacerme enojar y no va a querer verme enojada. No soy nada racional.

    ¿Qué acaba de hacer?

    No lo puedo creer.

    Me acaba de avergonzar solo porque sus empleados no pueden estar ni casados ni tener ninguna relación pública. Eso no es correcto.

   Maldito controlador.

   Si no es porque mi superior me ordenó adentrarme a su organización de delitos y fraudes, lo mataría en este instante, juro que si.

   Quito su mano de mi hombro y doy tres paso hacia atrás.

    —¿Es verdad lo que este hombre dice? —me pregunta Maximo con una expresión sorprendida y también enojada.

   Pienso contestarle y por ende, abro mis labios para hacerlo, pero Enzo coloca su dedo indice en mís labios.

   —Shhhh, no te esfuerces, mi amor. Yo le contestaré —responde él mirándome y abriendo los ojos diciendome que no haga una estupidez y que siga su juego.

   Pero es que lo voy a matar.

   Maldición, que rabia siento.

    —Disculpa, pero si te acabo de decir que ella es mi esposa, ¿por qué le preguntas a ella? —pregunta Enzo arqueando una ceja —. Es estúpido que preguntes eso. —colocando su mano en mi espalda, me empuja para que empiece a caminar—, pasa un buen resto de la noche, iluso. —y como cereza de pastel, le dice adiós con las manos.

   Que hijo de puta. Dios me perdone por ofender a su mamá, pero es que esté hombre es irracional. Incluso si estoy caminando, él sigue con su mano en mi espalda empujándome al mismo tiempo.

   ¿Quién le ha dado el permiso de tocarme?

   Es que siento como la ira y el odio me suben a la garganta y se atoran ahí.

    En cuanto salimos del restaurante, obviamente, tropezando con algunas personas, me giro velozmente hacia él y cuando tengo a Enzo cara a cara, no le doy una bofetada, no, le doy un puñetazo. Uno que me rompe los nudillos de tan fuerte que fue.

   —Auch... —expreso agarrando mi mano.

   No sé cuanto tiempo pasó de que le di un puñetazo a alguien.

IMPERIO RINALDI© (1 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]Where stories live. Discover now