IMPERIO RINALDI© (1 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]

XXIV

A veces deseamos amar a las personas más de lo que merecen, pero sus propias acciones te dejan saber que no debes darle de tu tiempo.

-Enzo Rinaldi.

    Estoy enojado con Crystal y tal vez mis razones no son las adecuadas o válidas, pero es que ella hace que me vuelva irracional.

   Es tan difícil explicar el por que de las cosas que están sucediendo en este momento.

   Fue antes de ayer que mi hermano murió, hoy maté a Katia, considerando también que tengo ganas de matar a Crystal a causa de que estoy cien por ciento seguro de que trama algo y eso no me va a gustar.

    Estoy hablando con uno de mis escoltas. Al él ver a Katia muerta, de inmediato vino hacia mi y me dijo que estaba embarazada de él. Lamenté haberla matado por él, pero de igual forma ella se lo merecía. No había conocido a alguien que me molestara en menos de dos segundos. Su rostro para mí, ya era lo suficiente molesto, ni quiero recordar sus acciones.

   Lamento haberme acostado con ella y lamento no haberle dicho de que no podía enamorarse de mi.

   No conozco el amor desde que mis padres murieron tan tragicamente. Todo el cariño que quería que me dieran, lo enfocaba en Giovanni, él era mi hermano menor, por lo tanto lo necesitaba más que yo.

    Todo lo que no pude tener; como amor, lo deseché y me acerqué más al mundo sexual. Sexo sin compromisos, usted por su lado y yo por el mío. En un tiempo me fue bien, pero después de dos largos años sintiéndome solo cada vez que llegaba a casa, me destruyó.

    Mi vida cambió cuando conocí a mi difunta esposa. Aún recuerdo lo mucho que me enamoré de ella. Respiraba por ella, vivía por ella, más sin embargo; ella vivía por otro hombre y me engañaba mientras estaba conmigo.

    Estoy cien por ciento seguro que nunca podré olvidar a mi hija, aún su recuerdo se mantiene en mi cabeza. No puedo olvidar a mi niña, ella lo era todo para mí y lo seguirá siendo aunque ya no esté.

    Observo las escaleras y me atrevo a subirlas para ir a la habitación de la psicópata de Crystal. Todo me parece muy extraño. No estoy viendo a Elliot en el pasillo y eso no me gusta.

    Aminoro mis pasos y termino llegando al pasillo que me lleva a cada una de las habitaciones. Con extrañeza comienzo a caminar hacia la habitación de Crystal, sin embargo; un ruido o más bien gemidos me detienen.

    Esto no puede estar pasando.

   ¿Será mi mente que me está jugando una mal jugada?

    No creo que sea Crystal, ella no haría tal atrocidad.

    Dejo de pensar tanto y por fin me decido a acercarme a la puerta y al colocar mi oído en la puerta, escucho con más claridad lo que sucede.

    —¡Ahhhhhh, sí, así, sigue así! ¡Más duro, más duro, muévete así, por favor! —exclama Crystal a los cuatros vientos.

    Mis escoltas que están detrás mio, se mantienen serios, pero sé que de alguna forma, les parece chistoso lo que está sucediendo.

    La ira me ciega.

    El enojo se adueña de mis sentidos y empiezo a tocar la puerta, no importandome que la rompa en el transcurso.

    —¡Abre la madilta puerta, Crystal! ¡Abre ya, antes de que la rompa y asesine a Elliot! —exclamo fuertemente no importandome quien me escuche.

    Nadie abre, ella sigue gimiendo, haciéndose la que no escucha.

   —¡No colmes mi paciencia, mujer! ¡Abre la puerta! —exclamo por última vez, antes de respirar profundamente.