VI (Editado)

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En esta vida todos nos cegamos convenciendonos que amamos a una persona, cuando esa persona ni siquiera nos mira.

—Crystal Rodríguez.

    No quiero matarla, ni siquiera he pensado en hacerle daño y no es que no pueda o no quiera, es simplemente porque se ha ganado mis respetos

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    No quiero matarla, ni siquiera he pensado en hacerle daño y no es que no pueda o no quiera, es simplemente porque se ha ganado mis respetos.

    Otra mujer ya se habría suicidado o estuviera muerta de miedo, pero ella no. Se mantiene firme y me hace creer que la falta de miedo que tiene, es a causa de que estuvo en el mismísimo infierno y después de estar allí, puedo asegurar que hasta yo no le tengo miedo a nadie.

    La admiro.

    La admiro aunque no salgan esas palabras de mi boca ni creo que saldrán algún día.

    —¿Ya te retractaste? —pregunta ella colocándose en forma de defensa.

    Esta mujer tiene que ser bipolar.

    —No, no es eso. Estoy buscando un punto débil donde herirte. —confieso para molestarla, pero su rostro no se muestra impasible en ningún momento.

    Que difícil es esta mujer.

    —Mi punto débil es igual que el tuyo; el corazón. —su mirada y la profundidad con la que me mira me hace entender que se está rindiendo—. Si llegas a darme en el corazón acabarás con el sufrimiento que tengo. —sus palabras confirman lo que había pensado.

    No la mataré, no por ahora.

    Muevo el puñal y cuando pienso en tirarlo al piso y hacerle un bloqueo, ella se lanza encima mío y con el cuchillo apuntándolo a mi yugular, intenta matarme, pero no lo logra porque la detengo. No obstante, no se queda estática, sino que intenta moverse y es ahí cuando aprovecho y la inmovilizo tirandola al suelo. Pero lo mejor de todo, es que caigo encima de ella, mi boca a la altura de la de ella, mis ojos también y mi nariz por igual.

    Tensión.

    Una tensión que nunca había sentido en mi vida.

    Mi corazón palpita rápido y el suyo no se queda atrás.

   ¿Qué estoy haciendo?

   No puedo moverme, incluso si puedo hacerlo, mi cuerpo no lo desea.

    Levanto el peso de mi cuerpo con mis dos manos a los lados de Crystal y solo así ella vuelve a respirar. Entonces nuestras respiraciones se ven mezcladas una con la otra y es allí cuando entiendo que si no me levanto, lo que sea que está sucediendo, va a terminar mucho peor.

IMPERIO RINALDI© (1 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora