46th

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Eres lo que he deseado y lo que por fin he encontrado.

—Enzo Rinaldi.

    Observo como Crystal suspira relajándose en la cama

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    Observo como Crystal suspira relajándose en la cama. Tengo en conocimiento de que mis palabras hicieron que su preocupación desapareciera.

    No me gusta verla triste.

   —Gracias. Estaba tan preocupada y no sabía que hacer ni como comunicar esta inseguridad.

    Sin querer sonrío de repente. Extiendo mi mano hacia su rostro y recojo unos mechones de cabellos de Crystal, para luego colocarlos detrás de su oreja.

    —¿Ya te dije que te amo hoy? —expreso sensualmente.

    Ella se ríe y se tapa el rostro con sus manos.

    Que gracioso. Me parece muy divertido ver que puedo hacerla reír sin mucho esfuerzo. Ver que todavía hay amor aunque haya problemas.

    —Me lo dijiste. Me dijiste que me amas. —de pronto su sonrisa desaparece y sus ojos se vuelven cristalizados.

    No me gusta ese cambio de humor de repente. Pero recuerdo algo que me dijo Elliot de la depresión post-parto y es que las mujeres después de dar a luz se vuelven muy sensibles.

    Me levanto de la cama despacio para no incomodarla. Lentamente me quito el traje y con él voy abriendo los botones de la camisa, dejando al descubierto la mitad de mi cuerpo desnudo.

    Coloco la ropa bien doblada en uno de los muebles, para luego sentarme en el mueble y quitarme los zapatos y las medias. Organizo todo eso, haciendo que se vea lo mejor que pueda.

    Sé que ella me está mirando, es algo que no puede evitar hacer y no es que sea arrogante, es que estoy buenísimo.

    Me desabrocho la correa y luego bajo el cierre del pantalón para hacerlo bajar por mis piernas rápidamente y doblarlo junto con la otra ropa.

    Cuando ya estoy solo en bóxer, busco en mi bolsa, algo que ponerme, realmente algo cómodo. Entonces encuentro un pantalón deportivo gris, un t-shirt blanco y unas chancletas grises.

    —¿Te pondrás cómodo? —pregunta Crystal de repente.

    ¿Qué si me pondré cómodo? Ella no ha visto nada.

   —Claro que sí, no dejaré a mi esposa ni un solo segundo. Te acompañaré en estos momentos, amor. Es mi responsabilidad como padre y como esposo. Asi que tú descansa que aquí estaré yo para ti. —comento subiéndome el pantalón.

    Ella asiente feliz.

    —¿Cuando traerán a los bebés?

   —Cuando hayan terminado con los exámenes para saber si no nacieron con ninguna enfermedad.

    —¿No tendrán hambre? —pregunta preocupada.

    —No lo creo. El gobierno italiano suministra a los hospitales leche materna de mujeres. Los hospitales la guardan y se las dan a los bebés que las madres no pueden amamantar o que son abandonados.

    Ella asiente lentamente. Supongo que no sabía eso.

    Al terminar de vestirme me acerco a su cama, pero justo cuando voy a sentarme, escucho un ruido extraño.

    Miro a Crystal y ella me mira a mi con rostro de que escucho eso.

    —Están disparando y tienen un silenciador. —comenta Crystal alarmada.—. ¿Tienes un arma?

    Me quedo petrificado. Sé que quién está haciendo esto, está viniendo por mi.

     —Tengo una. Saldré un momento y veré que sucede. Cuando vea a Elliot lo enviaré para acá...

    La cerradura de la puerta empieza a moverse fuertemente y sin esperarlo, la puerta se estrella con la pared. De inmediato apunto mi arma hacia la puerta y en esta veo a dos hombres. Uno agarrando de la camisa a otro.

    No.

    No.

    Él no.

    No puedo perderlo a él. No lo aguantaré.

    —Disfruta tu viaje, hijo de puta. Mi venganza queda cobrada en este momento, Crystal. Esto es por haber abandonado a la CIA e irte con ese maldito hijo de puta.

    Cuando observo lo que piensa hacer, mi mente explota en ansiedad.

    —¡Noooooooooooooooooooo! ¡Elliot tú no! —exclamo gritando fuertemente.

    —Vamos Enzo. Me gustaría ver que puedes hacer para evitar que lo mate.

    Me estoy volviendo loco. Esto no puede  suceder.

    —Tú problema es conmigo. ¡Tú maldito problema es conmigo! ¡Déjalo ir! —ordeno en un grito.

    La ira no me está ayudando a ser racional.

    —Mi problema es con tu mujer, imbécil.

    —¡Hijo de puta! ¡Hijo de la mismisima chingada! ¡Suéltalo antes de que te mate a ti y a toda tu familia! —lo amenazo esperando que se retracte, pero no lo hace, se mantiene firme sin moverse.

    —Maté a mi esposa y a mi hijo. No iba a dejar que les hicieras daño.

    Cuando él dice estás palabras mis ojos por casi se salen de mi rostro.

   ¿Qué el maldito hijo de pu*a hizo qué?

    ¿Cómo un hombre puede hacerle daño a su familia y actuar como nada?

    —No intentes nada, idiota. —en ese momento veo como Elliot lo apuñala con un puñal y luego corre hacia mi, pero se detiene en el camino.

    —Hermano...

    Y un sonido suena en toda la habitación.

    Una bala que atravesó la nuca de Elliot.

    Automáticamente disparo mi arma y el disparo le da justamente en la frente al jefe de la CIA, el ex jefe de mi esposa.

     De inmediato caigo en el suelo de rodillas, arrodillado porque me han quitado al último hermano que me quedaba.

     De inmediato caigo en el suelo de rodillas, arrodillado porque me han quitado al último hermano que me quedaba

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Aquí dejé mi corazón. 😭

IMPERIO RINALDI© (1 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora