Epílogo

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Y que el deseo que hay en nosotros perdure toda la vida, para así poder hacerte el amor bajo la luna.

—Crystal Rodríguez.

    7 años.

    Pero es que solamente hay que mirar al gonorrea de Enzo para solo desear matarlo. Los domingos el pretende hacer nada más que descansar, mientras que yo me vuelvo loca pensando en que hago de desayuno para los niños.

    Estoy a punto de matarlo.

   Sé que ser el presidente de una nación es agotador, todas las tareas que debe hacer para mantener al pueblo contento, de por sí me volvería loca.

   —Buenos días, amor. —digo queriendo despertar a Enzo. Él está durmiendo de lado, lo que hace darme cuenta cuando empieza a sonreír ladeadamente.

   El imbécil ha estado despierto todo este tiempo.

   —No sé cómo es que crees que puedo estar dormido a las 10 de la mañana. —Cuando dice esto abre los ojos y con la sonrisa más amplia, extiende su mano para que la tome.—. Era un mafioso amor y mi día a día era levantarme a las 4 de la mañana para verificar que todas mis mercancías estuvieran en buenas condiciones.

    Ya se me ha olvidado. Mi querido esposo era un mafioso y el más malo de todo.

   Enzo observa mi expresión, sabe que se me ha olvidado.

   —Tranquila. —sigue con la mano extendida.—. Ven aquí, déjame acariciarte.—Acepto su mano y me abalanzo hacia su cuerpo queriendo que me estruje. Necesito sentirlo.

   Sentir su tacto y la suavidad de su piel, hace que me vuelva loca y que el deseo salga a flor de piel de mi.

    —No me acaricies tanto. —comento escondiendo mi rostro detrás de mi cabello.

   De inmediato escucho la carcajada de Enzo.

   ¿Qué le da risa? No es gracioso.

    —Déjame verte. —Enzo intenta quitar el cabello de mi rostro, pero no se lo permito, así que forcejeo un poco con él, hasta que me vence y logra ver mis mejillas sonrojadas.

    Me quedo observando la reacción de Enzo. Él está tan tranquilo que no logro entender lo que me quiere comunicar. Sin embargo, luego de ese instante se abalanza encima mío y empieza a llenarme el rostro de besos.

   —¡No lo puedo creer! Mi mujer está sonrojada o sea, aún tengo ese poder en ti. —comenta él riéndose de su descubrimiento.

   Si el supiera los poderes que tiene en mi, creo que me escondería de él.

    —No es para tanto. —intento bajarme de la cama luego de expresar mi desacuerdo, pero Enzo me retiene.

    —Si lo es. Estoy tan ocupado siendo presidente de una nación problemática y eso ha causado que me aleje de compartir momentos memorables con mi familia. —Enzo se sienta en la cama y extiende su mano para que me siente encima de sus piernas.—. A veces pienso que tal vez ya no me ames o que me estás siendo infiel. —se ríe de la última frase.

   ¿Qué? ¿Siéndole infiel a mi hombre? Nunca. Este hombre me tiene y me vuelve loca. Veo a sientos de hombres todos los días y ninguno me mueve como lo ha hecho Enzo.

    Nunca había visto a mi Enzo estando inseguro. Él suele ser un hombre imponente y muy sabe que su presencia vuelve loca a todas las mujeres que tiene a su alrededor, entonces no entiendo como es que siente que ya no lo amo.

     —Ay estás pensando cosas que no son, Enzo. Si supieras lo mucho que te deseo a cada instante no dirías eso... —respondo enojada por su inseguridad.

IMPERIO RINALDI© (1 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]Where stories live. Discover now