IMPERIO RINALDI© (1 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]

XIII

Ven besame, ven tócame y hazme el amor en la oscuridad, donde solo nuestras manos hablen por nosotros y nuestros cuerpo se digan más que palabras.

—Enzo Rinaldi.

   —Mira, todo esto ha sido planeado. —sus ojos se abren gigantescamente.—. El tenerte en esta casa y en esta habitación, estaba en mis más oscuros planes desde que supe que una agente de la CIA me perseguía...

   Con el la expresión anonadada, intenta darme a entender de que le ha sorprendido mi declaración.

   —No solamente tú tienes ganas de vengarte. He sufrido demasiado en esta vida y con esto no vengo a justificar lo que le hice a tu familia, sino que quiero que entiendas que yo también quiero vengarme de lo que me hicieron.

    Me arrasco el cuero cabelludo porque lo que voy a confesar ahora, es uno de los planes más siniestros que he planeado.

    —Sé que no te imaginas porque quiero ser presidente y es simplemente para poder tener el poder de destruir a quién desee sin que nadie refute o critique mis obras. —sus ojos se agrandan y sé que quiere hablar, pero por ahora soy el que tiene la palabra en la boca.—. Ese maldito infeliz mató a mis padres y yo planeo torturarlo incluso peor de lo que él le hizo a ellos. Planeo ser el dueño de los cruces de mercancía de Italia, Suecia, Finlandia y toda latinoamerica.

   —Déjame ver si entiendo, maldito infeliz. Planeas ser el dueño de los cruces de merca más grandes en todo el mundo y no te da ni tantito dolor ver como personas se mueren por consumir drogas.

   Ahora ella me viene con su mensaje moralista, eso no se lo voy a aceptar.

   —No me quieras venir ahora a educarme.

   —Tendré que hacerlo ya que tus padres no lo hicieron.

   Justo en ese momento mi corazón empezó a palpitar sin control. Mis labios se hicieron mudos porque no pude contestar a esas palabras hirientes que acaba de decir.

   Finalmente, ella lo ha dicho todo.

   Intento darme la vuelta para salir de su habitación, pero ella me detiene. La ira empieza a cegarme y me quito sus manos de encima.

    —Enzo, disculpa...

   —Ni te atrevas a pedirme disculpas porque luego volverás y dirás lo mismo. El que la caga la primera vez, la caga dos y tres veces. Yo no tuve a mis padres tanto tiempo para que ellos me dijeran lo difícil que era la vida. Tuve que hacer todo solo. Busqué trabajo en ferreterías de autos, en supermercados y todos me decían que no. Llegué a vender dulces en las calles, a vender  hot dogs y más bien me engañaban. En la calle me maltrataron, me hicieron sentir como una basura y sabes que si tengo educación. Mis padres y la calle me educaron. Y hoy soy lo que soy porque me rompí el lomo todos los días. Cuando me golpearon en las calles y me dejaban tirado, no tuve a nadie que fuera a ayudarme y que me llevara al hospital.