IMPERIO RINALDI© (1 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]

XXI

A veces debes golpear primero porque de lo contrario el atacante te volverá a ganar y luego te arrepentirás por no haber hecho lo que debías.

-Enzo Rinaldi.

    Maldita mujer.

   Las únicas mujeres que atraigo son mujeres locas, posesivas, agresivas, arrogantes, impulsivas entre otras cosas más.

    Katia me tiene hastiado y no desde ahora, desde hace mucho tiempo, pero como arruiné su vida, no puedo alejarla solo por así.

    Apunto la pistola para dispararle justo en la cabeza.

    —¡Maldita sea, Enzo! ¡Déjala que se muera de una vez por todas! —exclama perdiendo el control queriendo abalanzarse encima mío, pero me muevo de inmediato, esquivando su ataque.

    Le disparo.

    Disparo justo a un centímetro de donde están sus pies.

   —Fallé, pero lo hice a propósito. —bajo la pistola y la coloco en mi cinturón—, la próxima vez no voy a fallar.

    Está enojada, lo sé. Su mirada me dice que me quiere matar, pero si antes no me importó, ahora menos.

    —¿Qué quieres que haga? —pregunta Katia haciéndose la que no sabe.

    —¿Y qué sabré yo? ¿Me ves cara de enfermero o doctor? No me vengas con estupideces, Katia. —la llamo por su nombre para que vea lo mucho que me arde la sangre por culpa de ella—. ¡Pero es que me lleva la chingada contigo!

    Ella se acaricia el cabello con exasperación y recogiendolo en una coleta, asiente para hacer lo que le estoy diciendo desde hace rato.

    —Está bien, la ayudaré. Llevaré todas mis cosas a tu habitación. —de inmediato se da la vuelta y comienza a caminar.

    Gracias a Dios que entró en razón, porque si no ella le iba a ser una visita a San Pedro.

   Acaricio el cabello de Crystal y lentamente la acomodo en mi pecho, para luego levantarla en brazos.

    Crystal inconscientemente se agarra de mi hombro, tal vez creyendo que se va a caer por la alta fiebre que tiene, en tan solo varios minutos de este accidente.

    Algo debimos de hacer Crystal y yo hicimos en la otra vida que lo estamos pagando ahora. Aunque hay que mencionar que he hecho demasiado mal en este mundo, así que cuentas por cobrar tengo demasiadas.

    Camino lo más rápido que puedo con Crystal en brazos, cabe destacar que no puedo ir muy rápido porque el movimiento le lastimará el pie.

    —Señor, ¿Qué ha pasado? —pregunta uno de mis mejores escoltas.

    A Elliot desde que lo conocí, a dado todo por el todo para defenderme y cuidarme, él sabe que tiene mis respetos y aprecio. Es sorprendente que con apenas 25 años sea el mejor en el escuadrón y el que está más coordinado conmigo.