IMPERIO RINALDI© (1 LIBRO DE LA BILOGIA IMPERIO) [+18]

47th

Hay amores que duran para siempre aunque no se toquen, no se besen ni se vean.

–Mario Benedetti.

   —¡Elliot tu no puedes morir. No puedes! —exclamo enojado.

    Levanto mi rostro para encontrarme con el hijo de puta que le disparó.

    No pienso dos veces y le disparo en la cabeza. Él solo esperaba que lo hiciera y pues eso hice. Él dijo que habia matado a su familia para que yo no hiciera nada en su contra.

    Elliot es quien menos merecía que esto le sucediera. Yo debía morir, no él.

    No sé como sentirme, esto se siente tan real. No parece ser un sueño.

    —¡Enzo! —exclama alguien, pero no logro saber quien es.

    Giro mi rostro hacia mi derecha y no veo a nadie, entonces cuando hago lo mismo y miro hacia la izquierda, veo la camilla en donde estaba mi esposa.
   
   Ella no está aquí.

  ¿A dónde habrá ido?

  ¿Entonces quien es que me llama?

   —¡Enzo, amor, despierta!

    No entiendo nada. Alguien me está llamando, pero no hay nadie a mi alrededor. Sin embargo; de pronto siento como me dan varias bofetadas, una tras otras y sin poder explicarlo, abro mis ojos.

   Paralizado asi es como estoy.

   Con mis manos toco para sentir donde estoy recostado y siento que es una cama, por lo comodad que es.

   —¡Elliot, él ya abrió los ojos! —expresa alguien, pero no sé quien es, su voz no me parece conocida.

    ¿Por qué llama a Elliot si él está muerto? ¿Qué es lo que está pasando?

   Sin pensarlo o premeditarlo con anterioridad, mi cerebro le ordena a mi cuerpo que se siente y eso hago, pero entonces cuando observo mi alrededor, me encuentro con Elliot y con mi esposa.

     ¿Elliot está vivo? ¿Él está vivo? ¿Pero como es eso? Ni siquiera está lastimado.

   Me bajo de la cama de inmediato y caminando hacia donde está Elliot, lo envuelvo en un abrazo emotivo.

    —¡Maldito imbécil, estás vivo! ¡Estás vivo, Fratello! ¡Mi fratello esta vivo! —las lágrimas se deslizan por mi mejilla y realmente no sabía que podía ser tan sensible.

    Me separo de Elliot y coloco cada una de mis manos en su rostro, tocando para ver si es verdad, si no es un sueño.

    —Amor, ¿te pasa algo? —pregunta Crystal, pero estoy tan enfocado en Elliot que no le respondo.

   Elliot pone su mirada en mi y con un ceño fruncido me golpea el hombro.

    —¿Qué te pasó, hermano? ¿Por qué estás tan paranoico? —pregunta Elliot colocando su mano en mi espalda, guiándome hacia uno de los muebles para que me siente.