Parte 3.

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Cuando Lauren llegó a la habitación de Camila a la mañana siguiente, quiso morirse de risa, pero no lo hizo cuando se encontró con esos ojitos marrones hinchados y llenos de preocupación.

_No logro que la cama me quede bien. -Le dijo.

Lauren caminó con tranquilidad y al ver la cama, nuevamente quiso reírse. Era un desastre. Con calma, la deshizo y la tendió, nuevamente explicándole cómo hacerlo bien. 

_¿Nuca habías tendido una cama? -Le preguntó Lauren y Camila negó con la cabeza. 

_Se nota. -Le soltó con socarronería y Camila sintió la cara arder.

Cuando notó lo ruborizada que estaba y sobre todo al ver sus ojitos, se sintió conmovida. No sabía qué le pasaba con esa niñita, quizá era porque era la primera vez que tenía a una protegida asignada, pero al verla así tan frágil le daba ternura. Era evidente que había llorado mucho, sus ojos la delataban.

_Ya aprenderás. -Decidió animarla. -Mientras tanto, yo vengo a ayudarte, ¿si?

Camila sólo asintió con la cabeza, pero en su mente se formaron varias frases de agradecimiento que quiso decirle, sin embargo no logró pronunciarlas.

_Parece que tampoco te has peinado nunca. -Volvió a decirle de manera risueña y las mejillas de Camila volvieron a ponerse rojas.

_Lo bueno de que seas la última en el turno del baño es que tus compañeritas bajan pronto y no notarán que no te peinas. -La animó Lauren. _¿Te parece que yo venga a ayudarte a peinarte y con la cama todas las mañanas?

_¿Harás eso? -Inquirió la niña, sorprendida por la amabilidad de la otra.

_Soy tu madrina, es mi deber. -Le mintió. Era cierto que era la madrina, pero tenderle la cama o peinarla no estaba incluida en sus obligaciones.

Camila le sonrió agradecida y se sentó para que Lauren pudiera peinarle su cabello, que por fortuna para ambas, no era tan largo y como era liso, no exigía gran esfuerzo para organizarlo.

Cuando terminó de peinarla, Lauren le indicó que se apuraran para bajar al patio, pero cuando iban a salir, notó que las agujetas de los zapatos de Camila estaban enredadas de manera poco prolija.

_Espera. -Le pidió y se agachó para amarrárselos bien. _Supongo que tampoco sabes anudarte.

_Mi mami siempre hizo todo eso por mí. -Le respondió excusándose.


Poco después de que llegaron al patio, sonó la alarma para ir a desayunar. Mientras caminaban en dirección del comedor, ya con la luz del día, Camila pudo ver por completo toda la extensión del colegio. Era enorme. Tenía diferentes zonas verdes, canchas de baloncesto, de voleibol, de softbol y de futbol. 

_¿Te interesa alguno de esos deportes? -Le preguntó Lauren al ver el interés de la chica en las canchas.

Camila se encogió de hombros.

_Solo he tomado clases de natación. 

_También tenemos piscina, solo que está en la parte de atrás de los salones. -Le dijo Lauren y Camila se sintió ilusionada con esa información. Le apasionaba nadar y creía que era buena en ello.

_Solo tienes que decirle a tu profesor de deportes para que te haga las pruebas y te meta en el equipo. -La aconsejó y Camila asintió.

_¿Tu en cuál estás? -Quiso saber y la miró con curiosidad.

_Estoy en el equipo de basquetbol y en el de softbol. 

En ese momento llegaron a la mesa que tenían asignada y saludaron a las demás chicas. 

SeculorumWhere stories live. Discover now