Parte 5.

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Nunca supo cómo lo consiguió, pero Lauren encontró la manera de convencer a la prefecta de levantarle el castigo. Cuando le preguntó, ella solo le puso cara de suficiencia, subiendo y bajando las cejas.

_No es lo que haces sino cómo lo haces, Camila. -Le dijo.

Con esa inexplicable lógica, a menudo Lauren desató los nudos con los que Camila se complicó la vida en ese colegio, ese año y los venideros.

Esa noche cuando subieron a las habitaciones, Lauren le dijo que cuando apagaran las luces, se colaría en su habitación para acompañarla a dormir como habían quedado.

_Kim me dijo que Madison no duerme con ella porque está prohibido. -Le replicó Camila.

_Tengo mis métodos, tranquila. -Le dijo en secreto y Camila lo aceptó sin rechistar.

Efectivamente, minutos después de que se apagaran las luces, Camila que estaba expectante mirando la puerta, notó que se abría la puerta en sigilo y percibió la sombra de Lauren dirigiéndose a su cama. Camila de inmediato le abrió espacio y Lauren se metió debajo de las cobijas junto a ella.

_Duerme, pequeña. -Le susurró al oído y luego le dio un beso en la frente. Camila se giró dándole la espalda y Lauren se acomodó detrás suyo abrazándola.  Por primera vez desde que llegó a ese lugar, no lloró y pudo descansar tranquilamente toda la noche.

A la mañana siguiente, cuando la alarma general la despertó, no había señales de Lauren, aun así se sintió contenta. 

Como las noches mejoraron para ella, los días también lo hicieron en consecuencia. Se había integrado con sus compañeras de curso, con las que compartía la mesa en el comedor y con las del equipo de natación. Soportaba con mejor ánimo las clases, aunque no prestara atención simplemente porque no le interesaban. Solía meter sus lecturas entre los libros de texto de cada materia y pasaba leyendo lo que le gustaba sin enterarse de nada de lo que decían sus maestros. Por supuesto, en la clase de literatura sí participaba activamente, igual que en la de historia, incluso las maestras de esas dos clases la identificaban como la mejor.

Seguía pasando con Lauren la mayor parte del tiempo libre ya fueran ellas dos solas, o integrando a otras compañeras, sobre todo a Madison y a Kim.

_¿Cómo les fue en las clases hoy? -Les preguntó Madison a las dos menores cuando se sentaron en la cafetería en el receso.

_A mí bien. -Dijo Kim, orgullosa. _Pero a Camila le pusieron cero en mates.

Lauren de inmediato clavó su verde mirada en los ojos marrones que la miraron con tranquilidad. 

_¿Por qué sacaste un cero? -Le preguntó con incredulidad.

Camila se encogió de hombros y empezó a comer de su banano sin inmutarse.

_Porque no hizo los ejercicios que teníamos de tarea. -La delató Kim. _Y fue la única.

_Camila... -Lauren le iba a pedir explicaciones, pero la menor se le adelantó.

_No me gustan las mates y no creo que sirvan para algo. -Le soltó con descaro.

Lauren perdió las ganas de comer. Si Camila no hacía los deberes, iba a estar en problemas. Ella conocía bien a la maestra de matemáticas y podía ser una bruja.

_Camila no puedes reprobar. -Le dijo de manera seria y Camila hizo una mueca, restándole importancia.

_Mi padre me dijo que puedo reprobar todo lo que quiera. -Les soltó con indiferencia.

_No puedo creer que te haya dicho eso. -Resopló Lauren y se quedó meditabunda unos segundos. _De todas maneras, si repruebas, eres tú la que pierde, porque será un año extra aquí.

SeculorumHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin