Parte 42.

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¡Hola bebés! Perdón por no actualizar estos días, pero estuve ocupada. Saludos.


Estaba haciendo un día magnífico, el cielo estaba terso y contra el azul cegador se perfilaban las flores rosa de los cerezos. La imagen le recordó a Tay. Ella siempre decía que New York tenía dos caras y la sublime era cuando los cientos de árboles explotan de color en primavera. 

Con un suspiro nostálgico, caminó hasta la habitación y con suavidad se recostó junto a su novia quien dormía plácidamente. Con cariño le dio un par de besos en la cabeza y la abrazó por la cintura, empezando a dibujar figuras en la piel desnuda de su abdomen, lo que produjo que ella empezara a revolverse perezosamente.

_Buenos días, mi amor. -Le dijo sin dejar de darle besos.

_No he terminado de dormir. -Se quejó Camila con un puchero haciendo que Lauren se riera.

_Allá afuera está haciendo un día precioso, además que el desayuno se está enfriando. -Quiso tentarla para que se levantara, pero lo que consiguió fue que se le pegara como lapa, escondiendo el rostro contra su cuello.

_Y en una hora llega tu familia.  -Camila como un resorte quedó sentada en la cama.

_Dios mío, ¿Por qué me dejas dormir tanto? -Le recriminó, preocupada y sin esperar a la respuesta, se lanzó al cuarto del baño.

Lauren sonrió, negando con la cabeza con resignación y se dedicó a arreglar la cama y a recoger la ropa que la noche anterior habían dejado esparcida en cualquier parte, producto de la calentura. 

Pocos minutos después, Camila salió ya duchada y con la misma agitación con la que se levantó, buscó en el closet un vestido ligero y se vistió.

_Gracias por ordenar, amor. -Le dijo con una sonrisa. 

_¿Sigues pensando que es buena idea que me quede? -Quiso saber Lauren, quien estaba muerta de nervios de pensar que tenía que compartir el día con sus suegros.

_¿Por qué dudaría? -Inquirió Camila.

Lauren se encogió de hombros dubitativa y la miró a través del espejo, frente al que se había sentado Camila para maquillarse.

_Me preocupa que tu padre no se tome bien mi presencia. -Le confesó su inquietud.

Y es que la familia de Camila había programado ese día una comida de celebración por la graduación de Nick como teniente efectivo. Habían decidido reunirse en New York toda vez que Camila no había podido viajar a D.C. para la ceremonia, porque estaba limitada de tiempo con el trabajo en el canal más las clases que había retomado para terminar la carrera.

_Papá es ante todo, un hombre educado, amor. -Le dijo con serenidad buscando tranquilizarla. _No va a pasar nada malo.

Lauren le sonrió de medio lado y asintió con la cabeza, no muy convencida. Estaba nerviosa, tanto que no había podido dormir bien. Era la primera vez que iba a compartir con ellos siendo novias oficiales y aunque Richard no lo sabía, seguramente no se iba a tomar bien que una persona extraña estuviera presente en esa celebración familiar.

_¿Cómo me veo? -Le preguntó Camila, sacándola de sus elucubraciones.

Lauren la miró de pies a cabeza, le sonrió con los ojos brillantes y se acercó para tomarla de la mano haciéndola dar una vuelta.

_Estás preciosa, mi amor. -La halagó y luego le dio un corto beso en los labios _Ese vestido te hace ver caliente.

Camila se rio, ruborizada y le dio un pequeño empujón.

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